Los diputados Gustavo Sanhueza y Juan Manuel Fuenzalida (UDI) enviaron una carta al Financial Times para manifestar su desacuerdo con el nombramiento de Elisa Loncon, presidenta de la Convención Constitucional, como una de las 25 mujeres más influyentes del año.

Cabe recordar que la convencional de escaños reservados, originaria de Traiguén, compartió este reconocimiento con figuras como Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de EEUU y Frances Haugen, extrabajadora de Facebook que reveló miles de documentos que golpearon duramente a la compañía.

“Si bien somos respetuosos del derecho a la libertad de expresión y de prensa que le asiste a todo medio de comunicación, creemos necesario dar cuenta de una serie de hechos que, a nuestro juicio, no hacen merecedora de dicho reconocimiento a la mencionada constituyente”, señalan los parlamentarios gremialistas.

En primer lugar, aseguran que la designación de Loncon como timonel del órgano constituyente no se debió a un liderazgo político, sino que a “un acto meramente simbólico por tratarse de una representante del pueblo mapuche”.

Asimismo, afirman que la doctora en Humanidades y Literatura ha mostrado “rasgos antidemocráticos”. En ese sentido, dicen que ha censurado la participación de convencionales que no comparten ideología política y que “evitó mostrar algún tipo de compasión con los episodios terroristas que afectan a la zona sur de nuestro país” al negar un minuto de silencio.

Por otra parte, sacan a relucir el caso de Rodrigo Rojas Vade, quien fingió tener un cáncer y renunció de facto a la Convención. Según Sanhueza y Fuenzalida, Loncon “minimizó el acto” en un principio y “sólo cuando la presión social la obligó a hacerlo, salió públicamente a cuestionar la actitud del convencional”.

Finalmente, mencionan que “distintos medios de comunicación dieron cuenta de los excesivos gastos y ‘privilegios’ que mantenían los integrantes de la mesa directiva, además de los recursos adicionales al presupuesto que en varias oportunidades solicitaron”.

“No se trata de un mero capricho político, sino que de evidenciar que si la señora Loncon no reúne los méritos necesarios para ni siquiera ser considerada una persona influyente en su propio país, menos los va a reunir para obtener dicho reconocimiento a nivel internacional”, concluyen.

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