La noche de este jueves se estrenó con éxito de audiencia el nuevo ciclo de Mea Culpa. El icónico programa de casos policiales, conducido por Carlos Pinto, dio el puntapié con un recordado caso.

Un Cuento Salvaje llevó por nombre el capítulo que revivió un crudo caso que se registró en la región de Valparaíso: el del denominado ‘Chacal de Peñablanca’.

El protagonista fue Pablo Aravena Garcés, acusado de un triple homicidio ocurrido a principios de diciembre de 2008, por el que recibió cadena perpetua cinco años más tarde de los crímenes.

Y la mañana de este viernes, Carlos Pinto visitó el matinal Buenos Días a Todos para entregar más detalles del estreno del programa, que fue tendencia en redes sociales. Y una de las inquietudes que embargó a María Luisa Godoy fue el encuentro que tuvo con el homicida, al final del capítulo.

“¿Qué te pasa a ti cuando te enfrentas con él?”, consultó la animadora del programa. “A mí me produce un encanto poder conversar con ese ser humano”, lanzó de entrada el también escritor, quien contó detalles de su forma de operar, al visitar a los criminales en la cárcel.

“Es muy curioso. Yo los veo y ellos quieren conversar conmigo inmediatamente en los pasillos. Yo trato de saludarlos afectuosamente en lo posible, pero no conversar con ellos“, agregó Pinto, explicando el motivo.

“Prefiero hablar solo en cámara, porque si no, no se produce esto. Podemos conversar de cosas triviales, pero nada que tenga que ver con el fondo del cuento, porque él te ve amistoso y después se molestan porque les hago preguntas más incisivas, que sucedió en este caso, por ejemplo”, señaló.

carlos pinto entrevista pablo aravena
TVN

Los inconvenientes durante las entrevistas no son algo nuevo: “Es algo que tengo que saber sobrellevar”, aunque muchos de los reclusos terminan por abrirse, debido a que “no hay nada más terrible para una persona que ha cometido delitos que guardarse lo que generó el hecho de que esté privado de libertad”, explicó Pinto.

Asimismo, el conductor de Mea Culpa reveló que los internos no hablan entre ellos acerca de sus delitos. “Es una especie de ética, nadie se jacta”, dice, agregando que ellos “están pensando qué hacen en adelante para vivir con algún grado de dignidad”.

Por último, manifestó que muchos de sus entrevistados se acercan a él para agradecerle: “Me han dicho ‘gracias, llevaba 11 años preso y nunca había contado esta historia, me he sacado un peso de encima'”, cerró.