Sin duda uno de los personajes que se robó el corazón de los seguidores de la película romántica Titanic, fue la anciana que interpretó a la versión mayor de Rose DeWitt Bukater.
La encargada de dar vida a la enamorada de Jack (Leonardo DiCaprio) fue Gloria Stuart, quien a sus 87 en ese entonces, sacó aplausos de la crítica y del público, incluso siendo nominada al Óscar como Mejor actriz de reparto, el cual no pudo obtener, ya que la estatuilla se quedó en las manos de Kim Basinger.
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La vida de la intérprete causó interés de los medios de comunicación, especialmente por sus innumerables anécdotas que sorprendieron a sus seguidores.
Una niñez marcada por la muerte
Nacida el 4 de julio de 1910, hija de Frank Stewart y Alice Deidrick, tuvo una dura infancia marcada por la muerte. Su padre perdió la vida cuando ella tenía 9 a causa de un accidente de tráfico, mientras que uno de sus dos hermanos falleció a los tres años de meningitis, según detalló el portal Vanitatis.
A pesar de recibir una educación católica, su rebeldía siempre estuvo presente, incluso siendo expulsada de la escuela por golpear a su profesora. “Para ser honesta, se lo merecía”, afirmó en una entrevistas, recogió el citado medio.
Tras la muerte de Frank, su madre se volvió a casar con el empresario Fred J. Finch, con quien Gloria tuvo una pésima relación, encontrando en el teatro su refugio.
Luego de encontrar la vocación, la cual se sumó a la escritura, abandonó el hogar debido a los constantes roces con su padrastro.
Como una manera de homenajear a su progenitor, la actriz se puso como segundo nombre Frances, el femenino de Frank, mientras que volvió a ocupar su apellido original con una leve variación, ya que en vez de Stewart se denominó Stuart.

Sorprendente retiro
La política también ocupó una parte importante en su vida, esto gracias a su amistad con la periodista Lincoln Steffens. “Una visión mucho más profunda de los abusos de los trabajadores, me preparó para trabajar por causas liberales cuando llegué a Hollywood unos años después”, indicó.
Contrajo matrimonio en junio de 1930 con el joven escultor Blair Gordon Newell (con quien posteriormente se separó en buenos términos), mudándose a la comunidad de artistas en Carmel-by-the-Sea, California, Estados Unidos, en donde logró conseguir varios papeles en distintas obras de teatro.
Según consignó BioBioChile, la actriz logró la impresionante suma de grabar alrededor de cinco películas por año, siendo sus particiones más importantes The Old Dark House (1932), The Kiss Before the Mirror (1933), The Invisible Man (1933), las cuales fueron dirigidas por James Whale para Universal Studios.
Tras una intensa carrera, la cual inició a los 22 años, se retiró de la actuación en 1940, para décadas después conocer la fama mundial.

El ascenso de la mano de Titanic
En mayo de 1996, cuatro meses después del fallecimiento de Arthur Sheekman (su segundo esposo), recibió un mensaje que lo cambiaría todo. “Una voz femenina dijo que estaba llamando desde Lightstorm Entertainment. Sobre una película que se rodaría en distintas locaciones, tal vez Polonia sobre el Titanic. Y que el director sería James Cameron”, recordó la artista, según Infobae.
Tras pensarlo detenidamente, Gloria Stuart aceptó ser parte del film, siendo integrante vital de la historia que se convirtió en todo un éxito.
El cigarro le pasó la cuenta al final de su vida, producto del consumo de tabaco en la juventud. En 2004 fue diagnosticada con cáncer al pulmón, el cual pudo superar momentáneamente gracias a tratamientos con radiación.
El 4 de julio pero de 2010, la mujer festejó sus cien años junto a familiares, quienes realizaron una especie de exposición con las obras de Stuart, sin pensar que esa sería su despedida. Dos meses y medio después, el 26 de septiembre, falleció dejando un legado que es homenajeado hasta la actualidad.




