El nadador húngaro Kristof Milak cumplió con los pronósticos y se proclamó este miércoles nuevo campeón olímpico de los 200 mariposa, en una final en la que el magiar, que se impuso con un tiempo de 1:51.25, tuvo que conformarse con un récord olímpico tras quedar a 52 centésimas de su plusmarca universal.

Y es que la superioridad del joven nadador magiar en esta prueba es tal que la duda no residía en saber si iba a ganar el oro, algo que se daba por descontado, sino en saber si sería capaz de rebajar los estratosféricos 1:50.73 que tiene como récord del mundo desde el verano de 2019.

Titánico reto del que Milak, que cumplió 21 años el pasado mes de febrero, se quedó a 52 centésimas, tras firmar este miércoles en el Centro Acuático de la capital japonesa la segunda mejor marca de todos los tiempos.

Unos sobresalientes 1:51.25 que le permitieron a Milak, que ya le arrebató el récord del mundo al legendario Michael Phelps, superar también la plusmarca olímpica que el estadounidense poseía con un tiempo de 1:52.03 desde los Juegos de Pekín 2008.

Y eso que Kristof Milak, espoleado primero por el sudafricano Chad Le Clos, que intentó seguir el ritmo del magiar durante los primeros cien metros, y posteriormente por el italiano Federico Burdisso, que trató de acercarse al húngaro en el tercer largo, pareció en disposición de amenazar su propia plusmarca.

Un récord que se le fue escapando poco a poco a Milak, incapaz de mejorar los parciales que firmó en los Mundiales de Gwanju 2019, cuando se convirtió en el primer hombre en la historia en bajar de la barrera de los 1:51 minutos.

Pero ni la imposibilidad de batir su propia plusmarca universal hizo bajar el ritmo al magiar que aventajó en casi dos segundos y medio -2.48- a su más inmediato perseguidor, el japonés Tomoru Honda, segundo con un tiempo de 1:53.73.

Extraña celebración

De todas formas, al terminar la carrera, a Milak se le vio frustrado, muchos pensaron que por el hecho de no haber batido superado su propio récord.

Sin embargo, el motivo era otro: “Mi traje de baño se abrió 10 minutos antes de que yo entrara a la piscina y en ese momento supe que el récord mundial se había ido. Perdí mi enfoque y supe que no podía hacerlo”.

Odd ANDERSEN / AFP
Odd ANDERSEN / AFP

Pese a que logró quedarse con la medalla de oro, de todas formas este percance lo afectó más de la cuenta: “Fue un problema para mí. Tengo una rutina, un ritmo, un enfoque. Esto rompió mi enfoque y ese problema afectó mi tiempo. No estaba nadando por la medalla, estaba nadando por el momento. Dije antes que quería mi mejor marca personal. Y mi mejor marca personal es un récord mundial”, sentenció.