La cuarta temporada de The Crown a revelado grandes secretos y polémicas que afectaron al joven matrimonio de la princesa Diana y el príncipe Carlos. Y uno de ellos, fue la visita de seis semanas a Australia y Nueva Zelanda en 1983, momento en que el hijo de la reina Isabel II se dio cuenta de cuánto el público prefería a su esposa.

Por su parte, Lady Di comprendió que no había nada que pudiera hacer para calmar los celos de su marido o convencerlo de que no quería ser el centro de atención. De hecho, hubo un aparición pública donde se le vio llorar y la fotografía del momento dio vuelta al mundo.

Ken Lennox fue uno de los fotógrafos que captó las lágrimas de la princesa. “Yo estaba casi a medio metro de la princesa tratando de incluir en el plano de la foto un poco de la ópera y algo de la multitud, y Diana comenzó a llorar. Lloró durante un par de minutos“, contó al documental de ITV, Inside The Crown: Secrets of the Royals.

“No creo que Carlos haya notado que Diana estaba llorando. Sí se dio cuenta, entonces es típico del príncipe Carlos mirar para otro lado”, agregó Lennox, quien indicó que durante ese viaje el público le pedía a Carlos ver a su esposa en lugar de adularlo.

Lady Di en Australia 1983 | Kent Gavin
Lady Di en Australia 1983 | Kent Gavin

“La multitud la prefería a ella”

Según consignó Vanity Fair, Sally Bedell en su biografía a Carlos –The Passions and Paradoxes of an Improbable Life-, escribió que “al príncipe le avergonzaba el hecho de que la multitud la prefiriera a ella“. De hecho, Carlos escribió varias cartas a sus amigos contando la angustia que sentía por “toda esta atención obsesionada y enloquecida que estaba teniendo su esposa”.

Por su parte, el biógrafo de Diana, Andrew Morton, describió que la gira por Australia “fue un aterrador bautismo de fuego… Con tan solo 21 años, la nueva princesa tenía pavor de enfrentarse a la multitud, conocer a los innumerables dignatarios,  así como a la legendaria ‘pandilla real‘, el circo mediático que sigue a la realeza por todo el mundo”.

“No ayudó que el príncipe Carlos, acostumbrado a ser el centro de todas las miradas, se viera obligado en muchas de sus visitas a continuar la marcha mientras la multitud se quejaba cuando pasaba a su lado. Como me dijo Diana: ‘Estaba celoso; entendí los celos pero no pude explicarle que no pedí ser el centro de atención‘”, contó Morton a The New York Post.

De acuerdo a los escritores, el único momento “feliz” de la pareja durante la gira, fue cuando estuvieron alejados de la prensa en el rancho Woomargama, donde un pequeño príncipe William, de nueve meses, los esperaba con una niñera.