Tras una larga negociación con la reina Isabel II, Harry y Meghan Markle finalmente no trabajarán más para la Corona, perderán sus títulos de “Alteza Real” y el príncipe fue desligado de sus asociaciones militares.

Esto no era precisamente lo que querían los duques de Sussex, pero es lo que la Reina decidió. Sea como sea, ahora podrán ser económicamente independientes, que era su principal objetivo al renunciar a su rol ‘senior’.

Respecto a esto, han salido a la luz detalles de cómo se financiarán ahora que no trabajarán para la Reina. Por ejemplo, que seguirán recibiendo el dinero del ducado de Cornualles, el que perteneciente al príncipe Carlos y que equivale al 95% de sus gastos.

En este sentido, la historia ha demostrado que el dinero nunca ha sido problema para quienes han abandonado la Familia Real, como la princesa Diana.

Lady Di se separó de Carlos en 1992, pero fue cuatro años más tarde cuando firmaron los papeles del divorcio. En ese momento Geoffrey Bignell era el responsable de asuntos financieros del heredero al trono y fue él mismo quien reveló a un diario inglés que el príncipe tuvo que vender toda su cartera de inversiones para poder pagar la parte que le correspondía a Diana.

“La princesa se quedó con cada centavo que tenía. Me pidieron que liquidara todo, todas sus inversiones, para que pudiera darle el efectivo. Estaba muy descontento con eso”, contó Bignell a The Telegraph, según consignó el portal español Vanitatis.

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Pero ¿cómo el heredero al trono no tenía dinero para pagarle a Lady Di? Resulta que pese a que gana dinero por trabajar para la Corona, Carlos no tenía suficiente para financiar el divorcio, pues tiene prohibido vender propiedades del ducado de Cornualles, por lo que la Reina tuvo que prestarle.

De esta forma, Diana logró hacerse una fortuna, a lo que se sumó un pago anual de aproximadamente medio millón de euros, que son alrededor de 420 millones de pesos chilenos. Además, se le permitió mantener su departamento en el palacio de Kensington, como el “hogar para la princesa y sus dos hijos”, por lo que no gastó dinero en una nueva propiedad en Londres, una de las ciudades más caras del mundo.

Otro detalle de los términos de su divorcio es que también pudo quedarse con las joyas que acumuló durante su matrimonio, como diamantes y zafiros, los que por supuesto no son baratos. Aunque hubo una excepción: la princesa tuvo que devolver la tiara del nudo de Cambridge Lover, el regalo de bodas que le dio Isabel II.

Ya como una figura independiente, Lady Di ganó mucho dinero con su imagen, eso sí, la mayoría de este fue destinado a causas humanitarias. La princesa también donó parte de su riqueza vendiendo vestidos en subastas.

Finalmente, en 1997, año en que falleció en el trágico accidente automovilístico en París, Lady Di tenía un patrimonio de 20 millones de euros, que ahora con la inflación serían 30 millones, es decir, unos 25.600 millones de pesos chilenos.