La relación extramarital que mantuvo el príncipe Carlos con Camilla Parker durante años, fue sin duda un gran escándalo para la monarquía británica. Si a eso sumamos que el posterior divorcio de Diana y el futuro rey y el fatídico accidente que acabó con la vida de Lady Di, no fueron muy buenos años para la familia real.

Durante ese tiempo, la tensión se respiraba entre los pasillos del palacio de Buckingham, pues Carlos seguía su romance con Camilla, independiente del contexto que estaban viviendo, consignó el medio británico Express.

Es por eso que en 1998, la reina Isabel habría tenido un “arranque” de honestidad con su hijo, para criticar duramente a Parker-Bowles. Fue el biógrafo real Tom Bower, quien escribió el libro El príncipe rebelde: el poder, la pasión y el desafío del príncipe Carlos, el que relató que durante una noche en que la reina tomó varios martinis, le dijo a Carlos lo que sentía realmente sobre su relación amorosa, cuando éste le pidió que “suavizara su antagonismo hacia Camilla”, para que finalmente pudieran tener una relación pública.

Bower dijo: “Esa noche la reina tomó varios martinis, y para sorpresa de Carlos, ella respondió con fuerza. La reina no toleraría su adulterio, ni perdonaría a Camilla por no dejar a Carlos tranquilo para que pudiera recuperar su matrimonio“.

El autor señaló que Isabel “expresó su ira porque él había mentido acerca de su relación con la que ella llamaba ‘esa mujer malvada’, y agregó: ‘No quiero tener nada que ver con ella’“.

Aun así, siete años después (el 2005) ambos anunciaron la noticia de que se casarían, algo que sin duda fue un profundo golpe para los cortesanos reales. De hecho, mucho se habló con que si ese no era el “fin de la monarquía” sería una impactante sacudida.

Pero pese a que la reina “autorizó” este matrimonio, igualmente lo hizo bajo ciertas condiciones. No se les permitió casarse en la iglesia de Inglaterra, por lo que tuvieron que conformarse con una ceremonia sencilla e íntima en el ayuntamiento de Windsor.