Realizar actividad física es importante para mantenerse saludable, e inculcarlo a los más pequeños es relevante para evitar el sedentarismo en la etapa adulta.
Sin embargo, un estudio de la Academia Americana de Pediatría advierte el riesgo al que se exponen niños y adolescentes que practican artes marciales de contacto.
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Según constata La Tercera, la revista Pediatrics publicó un estudio que analizó información pediátrica sobre los riesgos y por la naturaleza de estas disciplinas, concluye que es probable que haya contusiones.
También indica que los índices de lesiones varían de 41 a 133 por cada mil exposiciones atléticas, ya sea combates o prácticas, dependiendo del tipo de arte marcial. De las más comunes son las fracturas, dolencias en el cuello, lesiones dentales y contusiones cerebrales. También dentro de los movimientos propios de estas prácticas se pueden ocasionar lesiones en la cabeza o sacudidas repetitivas de esta en el piso y asfixia.
Pero dentro de lo más serio, son los golpes leves o repetitivos, ya que pueden causar daño cerebral y según el estudio, éste no tiene la capacidad de sanarse como otros órganos.
Hay ramas como el karate, kung fu, taekwondo y judo en que los contendores dirigen sus patadas y golpes hacia la cara y aunque utilicen las protecciones adecuadas, de igual manera existe la posibilidad de sufrir un traumatismo de cabeza o facial.
En Chile no hay un dato exacto que indique cuántos niños y adolescentes practican artes marciales, sin embargo, son cada vez más populares, empezando como actividad extraprogramática en los colegios.
Y es que esta actividad fomenta aspectos como la autodisciplina, la concentración y habilidades de socialización, además del desarrollo de aptitudes físicas.
Según el informe, los menores solo deberían practicar bajo la supervisión de un instructor con los conocimientos necesarios y suprimir el contacto físico hasta que exista madurez física o emocional demostrada durante la preparación sin contacto.
En caso de que se trate de una práctica de combate, las reglas son importantes para prohibir el uso excesivo de fuerza o golpes en zonas prohibidas como garganta, brazos, piernas, ingle, articulaciones y empeine.
El informe incluso agrega que tener un control sobre el número de horas de entrenamiento reduce el riesgo de sufrir lesiones. “El riesgo de lesión se duplica con cada dos horas adicionales de entrenamiento después de las primeras tres horas”.
Sin embargo, la kinesióloga y académica de la Universidad de Talca, Scarlett Jiménez, que además practica karate desde los 10 años, señala que como en todas las disciplinas y deportes, siempre hay riesgos de lesionarse pero que “son mucho más los beneficios que entregan” y además agrega que “hay muchas más lesiones en fútbol amateur que practicando karate”.
Y también recomienda que los instructores tengan los conocimientos para “que entregue los resguardos necesarios, como hacer calentamiento previo, elongación previa, para disminuir y la incidencia de las lesiones, y posteriormente después del entrenamiento”.
Por su parte, Claudia Vera, karateca y presidenta de la Agrupación de Deportistas de Alto Rendimiento señala que las niñas pueden comenzar cuando tiene cinco años, mientras que los niños a los seis, “todo depende de la coordinación que tengan”, explica.
Aunque también coincide con Jiménez, afirmando que el profesor debe estar capacitado, “si en la primera clase los papás ven que los hace entrar en contacto o combate, dar golpes directamente a otro niño, eso jamás se hace”.
Y finaliza señalando que “el arte marcial no es golpe, no es sólo la práctica misma, es un estilo de vida y los profesores se deben enfocar en eso”.