En el sexo no existe nada prohibido mientras ambas partes estén de acuerdo en las prácticas que se lleven a cabo y disfruten por igual de la relación íntima.

En esta línea, la experimentación cumple un rol vital a la hora de conocer mejor a la pareja en términos sexuales y para descubrir nuevas formas de placer que muchas veces están a la mano pero que por miedos o prejuicios se evitan conocer.

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Es por eso que la confianza es uno de los aspectos fundamentales para enfrentar sin temores estas nuevas formas de vivir la sexualidad, pues la idea es que las dos partes estén seguras y relajadas a la hora del sexo.

Una de las prácticas que ha visto un incremento significativo entre parejas heterosexuales, es la estimulación de lo que se conoce como “Punto P” en los hombres. Esta experimentación es bastante reciente debido a que esta zona es la próstata, la que se estimula a través de la penetración anal ya sea física o con algún juguete sexual.

Y es que pese a que por años se ha creído a ciegas que el pene es la zona más erógena y sensible del cuerpo humano masculino, la verdad es que en los últimos años esa se ha vuelto una verdad relativa, puesto que se descubrió que la próstata vendría siendo una zona mucho más sensible que el miembro viril. Es por eso que ha sido llamado como “Punto P”, como una forma de homologarlo con su par femenino, el “Punto G”.

Varios estudios y especialistas coinciden en que este órgano glandular, que se sitúa cerca de la uretra, debajo de la vejiga y delante del recto, puede generar al hombre una sensación de placer intenso si es correctamente estimulado, e incluso llevarlo a experimentar orgasmos mucho más intensos de los que estaban acostumbrados.

Cabe señalar que esta práctica ha cobrado relevancia en los últimos años como parte de una tendencia sexual llamada “Gender Free” (Género libre), que busca dejar atrás estereotipos de prácticas sexuales, es decir, la idea de que hay cosas que hacen los hombres heterosexuales, las mujeres, y otras que son prácticamente exclusivas de los hombres homosexuales.

Consultada sobre esta nueva tendencia en hombres, Natalia Guerrero, psicóloga y psicoterapeuta sexual clínica del Medical Sex Center y miembro de la Escuela Transdisciplinaria de Sexualidad, señala que “según mi experiencia clínica, en general, los hombres heterosexuales que juegan con el placer anal, forman parte de un grupo de hombres modernos, renovados e informados. No me ha pasado que hombres que tengan un comportamiento sexual conservador declaren abiertamente que le guste el juego erótico con estimulación de la próstata o empleo de juguetes sexuales en el ano”.

Guerrero, indica además que no pasa necesariamente por un tema de la edad, sino más bien con la apertura mental que tenga la persona respecto a este tipo de prácticas. “Se trata de prácticas sexuales maravillosas porque se ha estudiado que la estimulación de esta zona genera placer, ayuda a la erección e incluso ayuda a mejorar la salud de la próstata. Ahora, lamentablemente se trata de una práctica que está cargada de prejuicios. Muchos hombres aún piensan que si estimulan su próstata puede traer un cambio en su orientación sexual, ocasionar pérdida de virilidad o incluso generar un problema en el orden de jerarquía en la pareja”, agrega la especialista.

En esa misma línea, Marisol Castillo, experta en sexualidad, parejas y técnicas psicológicas para la vida moderna, indica que en su experiencia ha observado que “hay una búsqueda por conocerse más y de reconocer más completamente su sexualidad”, pero que para romper con paradigmas que se han utilizado para restringir la sexualidad, ayuda mucho la información y educación que se tenga.

Sobre estas nuevas formas de placer de parte de los hombres, indica: “En mi experiencia aún es una práctica nueva. Y cuando se incorpora se hace de una forma privada u oculta. Sin embargo, de a poco se ha ido desatanizando estas prácticas y se ha ido considerando como una vivencia que se puede incorporar como parte de la exploración”.

Experimentando con el “Punto P”

La especialista Natalia Guerrero confirma, de acuerdo a su experiencia, que “efectivamente hay una mayor apertura de las parejas” que se la juegan, por ejemplo, por incluir juguetes sexuales en la intimidad. “Hoy muchas veces se deposita la ilusión en los juguetes sexuales, como la solución a todos los problemas de la vida, de pareja o vida sexual. Hoy se ha masificado en todo tipo de estratos sociales, sexo y orientación sexual”, comenta.

Otro punto interesante que señala la profesional, es sobre el sentir o pensar de las mujeres con respecto a esta forma “renovada” de los hombres de vivir su sexualidad, al no tener problemas con prácticas como el pegging (penetración femenina) o la exploración de su “Punto P”.

Se podría decir que son las mujeres las que están más desinhibidas con este tema de los masajes prostáticos. Hay muchas mujeres que tienen la fantasía de penetrar a sus parejas y esto es lo que más ha impulsado al mercado a la fabricación de juguetes para estas prácticas. Ahora, esta fantasía siempre ha estado presente, lo que pasa es que hay menos miedo a expresarlo. Si hubiese más información sobre esto, habría más exploración, y al final, solo contaríamos beneficios”, concluye Guerrero.