Todo partió con una mancha en la nariz que horrorizó a Bree Towner, por lo que decidió ir al médico y allí le informaron que tenía cáncer. Se sometió a una serie de cirugías que implicaron que perdiera una parte de su nariz, pero fue reemplazada con un pedazo de su cuero cabelludo.

Fue en 2013 que Towner, de Illinois, Estados Unidos, descubrió una pequeña mancha en su nariz que la hizo consultar con los especialistas. Y si bien en un comienzo le dijeron que no había riesgo de cáncer, dos años más tarde la “mancha” había crecido bastante. Fue en ese momento que le diagnosticaron un carcinoma de células basales, es decir, cáncer a la piel.

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Como resultado de ello, se sometió a tres operaciones, una de ellas incluyó una nueva nariz construida a partir de su cuero cabelludo, sin embargo, las cicatrices con las que quedó Bree, de 28 años, fueron “horribles”, teniendo además que afeitar constantemente la punta.

Esta situación la sumió en una profunda depresión que la tuvo al borde del suicidio.

El procedimiento al que se sometió la joven recibe el nombre de colgajo frontal paramediano, a través del cual se crea una nueva nariz a partir de la carne de su cuero cabelludo y se adjunta a la frente, para que tengo un suministro constante de sangre.

Un mes más tarde, cuando le retiraron los puntos y se iba a enfrentar a su nuevo aspecto, no le gustó lo que vio, y asegura que la experiencia dañó severamente su autoestima.

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Yo había lidiado con problemas menores de autoestima, ansiedad y depresión antes de recibir mi diagnóstico, pero eran cosas derivadas del estrés de la vida diaria, pero luego de la cirugía, me quería morir. Nunca intenté suicidarme pero los pensamientos eran recurrentes“, confesó Bree al medio británico Daily Mail.

La joven también señaló que cuando anda en la calle muchas personas la quedan mirando, lo que también le ha provocado episodios bastante incómodos de ansiedad y tristeza.

Bree aún tiene un 40% de probabilidades de que el cáncer vuelva, lo que también influye en su recuperación anímica, pues cada vez que ve un grano o una espinilla, se preocupa.

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La buena noticia es que aún le quedan cirugías pendientes para reducir el tamaño de su nariz, y también para ajustar sus cejas. Bree quiere vivir sin cicatrices, pues siente que es un recordatorio constante de lo mal que lo pasó.

Estoy contenta por estar libre del cáncer, pero me hubiese gustado que la consecuencia de aquello no sea tan visible“, señala, de todas formas, su ánimo ha ido mejorando desde que ha vuelto a salir con un joven que conoció antes de sus cirugías y que la ha apoyado en este proceso de recuperación. “Él me hace sentir hermosa, así que eso me ayuda para ir curándome poco a poco“.