La joven inglesa Georgia Marrison era una aplicada alumna de 18 años, quien vio su vida alterada por una serie de extraños síntomas. Vómitos, náuseas y la pérdida repentina de su peso, comenzaron a interferir con sus estudios. Lo más impactante de todo, es que cuando fue al médico, le entregaron un insólito diagnóstico.
“Yo sé que ustedes las chicas de 18 años quieren lucir como insectos flacos”, le dijo el doctor, quien simplemente dijo que tenía anemia severa y la mandó a comer más. Pero lo que realmente tenía Georgia era una agresiva forma de cáncer que se mantuvo oculto durante 5 meses, hasta finalmente la mató, como detalla el medio inglés Metro.
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Hoy, su madre cuenta la historia para que los padres y médicos estén más pendientes de síntomas tan obvios: “Me sentí abandonada por los médicos y no tenía a dónde más ir”, relató. Lo peor de todo, fue que creyera que la chica bajaba de peso por moda, “estaba en shock porque había sido prejuicioso. Le diagnosticó una anemia por mala dieta”, agregó.
Aunque le prescribieron tabletas de hierro, continuó vomitando y bajó otros 12 kilos; se volvieron frecuentes sus colapsos. Hasta que varios meses después, en otro hospital descubrieron que tenía cáncer en uno de sus ojos y ovarios. También, sufría meningitis, un extraño efecto secundario del cáncer. Fue imposible salvarla y murió 2 meses después.
Su madre Joanne agregó: “No estoy aquí para decir que podríamos haber salvado a Georgia, porque su enfermedad era muy agresiva, pero mi mayor punto es que ella fue ignorada tantas veces y ocurrió porque era una adolescente”.
Hoy, esta fundó una organización de caridad en honor a su hija, Teenage Cancer Trust, la cual busca ayudar a otros adolescentes. “Mi esperanza es que ella no haya muerto en vano”, concluyó.