Cuando Jess Evans y Mike Houlston se enteraron de que serían padres de dos bebés, en su corazón no cabía más alegría. Pero pronto, sus sueños de felicidad doble se fueron apagando, ya que cuando Jess alcanzó la semana número 12 de gestación, le confirmaron que uno de los fetos era inviable.
El pequeño Teddy tenían anencefalia: una rara anormalidad que evita que el cerebro y cráneo se desarrollen. Los pequeños que sufren esta condición suelen morir en el vientre o mueren un par de horas después del parto. La noticia fue “destructiva para el alma”, como detalló su madre al medio británico Mirror.
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A pesar de que los médicos ofrecieron a esta pareja la opción de abortar, ellos no lo aceptaron: “Pensamos que aunque tuviéramos un momento con él o 10 minutos o una hora, ese tiempo sería la cosa más preciosa que podríamos experimentar”.

Fue así como Teddy llegó al mundo y les ofreció “hora y media de pura alegría”. Después de esto, el pequeño se convirtió en el donante más joven del mundo, ya que sus riñones sirvieron para salvar a un paciente adulto cuya identidad no ha sido revelada.
“Él vivió y murió como un héroe. Es imposible de explicar lo orgulloso que estoy de mi hijo”, declaró su padre, Mike. Jess agregó: “Aunque no haya estado mucho tiempo con nosotros, y sabiendo que lo trajimos al mundo sin esperanzas de que viviera, estamos increíblemente orgullosos de su heroísmo.”

Su gemelo sobrevivió y debe estar muy orgulloso de su fuerte hermanito.
