El empresario y filántropo premió con cinco millones de pesos a una pareja que se conoció en el Regimiento Buin, luego de enterarse de su conmovedora historia de amor.
Soledad Medina y Cristian Ortiz se casaron el año pasado, pero no fue cualquier ceremonia, pues se unieron en las instalaciones del Hospital Militar, donde Soledad permanecía hospitalizada por una enfermedad neurodegenerativa llamada Creutzfeldt-Jakob, y que se caracteriza por demencia, rigidez muscular, cambios de personalidad, somnolencia y dificultad para hablar, según consigna la web de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
En la cama, la novia vestía de blanco mientras él usaba su uniforme, y entre los invitados estaban enfermeras y kinesiólogas del recinto, reporta LUN.
Los novios contrajeron nupcias bajo la religión evangélica, y pese a que ella ni siquiera pudo decir “sí, acepto”, Cristian asegura que el beso que recibió, era la única confirmación que necesitaba.

Un mes después de esta emotiva unión, amigos de la pareja contactaron a Leonardo Farkas a través de Twitter, puesto que el filántropo estaba buscando “grandes historias de amor” con motivo del “Día de los Enamorados”, y esta fue una de las cinco que premió con 5 millones.
El viernes pasado, Soledad partió. El aparato que medía el consumo de oxígeno se apagó, y pese a que Cristian le cambió las pilas, éste no volvió a encender “Ahí sentí que partió”, recuerda Ortiz.
El miércoles pasado, Sol (como él le llamaba) cumplía 27 años y lo celebraron en su tumba junto a amigos, al final del encuentro todos lanzaron globos al cielo, una tradición que la pareja adoptó luego de ver la película de Disney, Up, pues se identificaban con la historia del anciano viudo que eleva su casa con globos para recordar las aventuras que vivió con su difunta esposa.
En ese sentido, Cristian recuerda que ellos tuvieron una vida similar. “Recorrimos gran parte de Chile, pescando el auto con un cuarto de estanque de bencina, y llegando adonde queríamos. Nos pillaba la noche, sin importarnos la incomodidad y el frío. Éramos dos aventureros viviendo la vida, sin saber que la vida era corta”, remata,