Un funeral sin duda es un momento sensible que enluta a familia y amigos de la víctima. Es un momento de recogimiento inundado por el llanto y el dolor, y en esta oportunidad varios lloraron… pero de la risa.

El inusual hecho tuvo cabida en una localidad tailandesa. Mientras el cortejo caminaba dando el último adiós del fallecido, siete personas cargaban el ataúd sobre sus hombros.

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Todo iba bien y en completa calma cuando inesperadamente el féretro cedió de su base y el occiso que estaba cubierto con tela cayó de manera violenta al suelo.

En primera instancia, las personas que lo trasladaban no se percataron al instante y sólo reaccionaron tras los gritos desesperados de dos hombres que se acercaron al cuerpo.

De igual forma, las personas que observaban el responso a un costado de la calle, no empatizaron con el momento y largaron a reír efusivamente.