Esta práctica es normal verla en un automóvil u otro vehículo de menor dimensión, pero en un avión de 47 mil kilos, es algo inimaginable… bueno, hasta ayer martes.

Urgidos por emprender su vuelo, un grupo de pasajeros varados en la ciudad de Igarka en Rusia, salieron a la pista de despegue para ayudar al despegue de su medio de transporte.

Pero, y ¿qué problema tenía el avión? Según la fiscal rusa Oxana Gorbunova, “la temperatura ambiente había caído hasta los 52 grados bajo cero, lo que habría provocado la congelación del sistema de frenos del tren de aterrizaje”, lo que impidió que el remolcador encargado de sacar la nave del aparcadero tuviera la potencia suficiente para cumplir su cometido, por lo que fueron las propias personas quienes colaboraron con su fuerza, según indica el diario colombiano ADN.

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La efectiva acción de los pasajeros permitió que finalmente el avión despegara, sin embargo, es un hecho que no puede quedar impune y que se debe investigar, agregó la fiscal a cargo.

Por su parte, el director del área técnica de la aerolínea involucrada (Katekavia), Vladímir Artiomenko, se defendió diciendo que “el avión estaba en perfectas condiciones técnicas y no pudo haber quedado congelado sobre la losa, ni tampoco pudo haberse congelado su sistema de frenos”.

Finalmente, otra de las hipótesis que se barajan, es que el remolcador, al no contar con cadenas en sus neumáticos no pudo hacer su trabajo producto del hielo que había sobre la pista.