Fatiga, cansancio, y mal humor, son los síntomas más comunes que experimentamos cuando estamos insertos en un sistema de trabajo que nos exige más de lo que podemos dar. Si a esto sumamos pocas horas de sueño, una mala alimentación, y nula actividad física, creamos el escenario ideal para que nuestro organismo se vea expuesto a, entre otras enfermedades, diabetes tipo 2.
Así al menos lo sugiere una investigación a cargo del Instituto de Epidemiología de Munich, Alemania, que asegura que las personas sometidas a estrés laboral están más propensas a desarrollar esta enfermedad, incluso si no existe sobrepeso asociado. Esta condición aumenta el riesgo de enfermedades al corazón, derrames cerebrales, ceguera y amputaciones.
El estudio siguió a 5.337 hombres y mujeres de edades comprendidas entre 29 y 66 años y que estaban en el trabajo a tiempo completo. Durante un período de 12 años, cerca de 300 de los sujetos, previamente sanos, desarrollaron diabetes tipo 2.
Además de medir el Índice de Masa Corporal (IMC) y la historia médica de la familia, los investigadores preguntaron a los voluntarios sobre sus niveles de estrés en el trabajo. Definiendo como “alto estrés laboral”, a la situación en que se enfrentan a grandes exigencias y con poco control sobre cómo se hacen las cosas. El resultado fue que los pacientes que trabajaban bajo más presión, eran 45% más propensos a desarrollar diabetes.
Las conclusiones, publicadas en la revista Medicina Psicosomática, mostraron que incluso entre los trabajadores con un IMC relativamente saludable (menos de 30), el estrés en el trabajo seguía siendo un factor de riesgo significativo.
Uno de los líderes del estudio, el profesor Karl-Heinz Ladwig, comentó al medio inglés MailOnline, que de acuerdo a los datos obtenidos, aproximadamente una de cada cinco personas se ve afectada por altos niveles de estrés en su empleo. “No nos referimos a una presión de trabajo normal, sino más bien a una situación en la que los individuos tasan las demandas como muy exigentes y al mismo tiempo tienen poco poder en la toma de decisiones”, agregó.
No está claro cómo la tensión laboral causa diabetes, pero es posible que la constante exposición a niveles elevados de hormonas de estrés, altere el equilibrio de la glucosa en el cuerpo. Altos niveles de glucosa pueden afectar el sistema circulatorio.
En este contexto, el Dr. Alasdair Rankin, director de investigación del centro Diabetes UK, señaló que los científicos están comenzando a investigar sobre el papel que el estrés y las largas horas de trabajo desempeñan en el desarrollo de la condición, que incluye síntomas como fatiga, sed, necesidad frecuente de orinar, y heridas con lenta cicatrización.
Rankin asegura que pese a que se ha demostrado que la tensión laboral se asocia con diabetes tipo 2, es difícil saber si ocurre a través de un efecto directo sobre nuestros cuerpos, o si bien este contexto impide que cuidemos nuestra salud de manera responsable.
La mejor receta para hacerle frente a este riesgo, según el doctor, es controlar nuestro peso, consumir una dieta sana y equilibrada, y realizar ejercicio regularmente.