La tarde de este miércoles la Brigada de Cibercrimen de la Policía de Investigaciones logró detener a una joven de 25 años, por su responsabilidad en una serie de amenazas de muerte contra la cantante chilena Denise Rosenthal.

De acuerdo a los antecedentes policiales, Denise realizó la denuncia en 2015, tras ser intimidada a través de sus cuentas de Twitter e Instagram, además de WhatsApp y mensajes de texto, desde octubre de 2014. “La mayoría de los mensajes iba dirigido a ella, pero también recibieron mensajes con amenazas su padre, hermano, hermana y pololo“, indicó a LUN el subprefecto Rodrigo Figueroa, jefe del Cibercrimen de la PDI.

Este miércoles la intérprete tenía un show agendado en Rancagua, y fue precisamente este evento el que le permitió a la policía acercarse a la joven. Esto debido a que a medida que se acercaba la fecha, la persona fue enviando más y más mensajes relacionados a lo que haría en esa presentación. “La mujer advirtió que compró la entrada más cara para poder estar lo más cerca de ella posible y así poder atentar contra Rosenthal (…) Una vez que obtuvimos la prueba científica técnica de esta evidencia y ante la eventualidad que esta mujer pudiera atentar contra la actriz, sugerimos al respectivo juzgado de garantía una orden de detención que culminó con éxito“, detalló Figueroa.

Pero ¿Quién es la ‘fanática’ que amenazó la tranquilidad de Rosenthal?

La PDI determinó que se trata de una joven de 25 años, oriunda de San Fernando, y que no trabaja ni estudia, además de vivir con sus padres.

A través de las diferentes pesquisas que realizó la policía, se determinó que la mujer era “una fanática de la actriz, que pasó del amor al odio de una manera sumamente rápida“. Las cosas cambiaron cuando “después de asistir a uno de sus eventos donde quiso tomarse una fotografía con Denise Rosenthal, pero la cantante se retiró y eso ella lo tomó como una ofensa“, aclaró el subprefecto.

Cabe señalar que en una primera instancia la detenida negó la autoría de las amenazas, sin embargo, luego lo reconoció en un correo electrónico dirigido al oficial investigador del caso, asegurando que había creado diferentes perfiles de redes sociales, más de siete u ocho.

Rodrigo Araya, comisario del Cibercrimen, detalló que en este caso se se ve una división, “donde al objeto de admiración, que en un principio se le atribuyen idealizadamente cualidades después de determinado momento de ruptura, pasa a ser todo lo negativo y malo“. El experto comentó que esto puede desencadenar una conducta antisocial y rasgos de tipo obsesivos, como le ocurrió a la detenida.