Luego de estar casi un año y medio en pantalla, este miércoles, Perdona Nuestros Pecados vivió su último episodio en pantalla. Todos los fanáticos de la teleserie estaban atentos a qué podía ocurrir en Villa Ruiseñor, por lo que muchos quedaron sorprendidos con el final de Armando Quiroga.

Sucede que el personaje de Álvaro Rudolphy, tras asesinar a Reynaldo (Mario Horton), fue condenado a muerte. Las últimas escenas de la nocturna justamente mostraron al patriarca de los Quiroga caminado a lo que sería su fusilamiento.

En una escena realmente dramática, Ismael Quiroga y Estela Undurraga fueron testigos de la muerte del villano de Perdona Nuestros Pecados, que murió en su ley, ya que hasta el último minuto no se arrepintió de nada de lo que hizo. De hecho, cuando un sacerdote le iba a dar la extremaunción, las últimas palabras de Armando fueron: “Métase su Dios por el culo”.

Sin embargo, este momento desató todo un debate en redes sociales. La escena era así: ocho miembros en el pelotón de fusilamiento, dispararon en contra de Armando, quien recibió un tiro directo al corazón.

Eso fue lo llamó la atención de varios televidentes, ¿cómo puede ser que de ocho disparos, Quiroga sólo haya recibido uno? ¿Mala puntería? ¿Error en la escena? La verdad es que si nos vamos al  Reglamento sobre la aplicación de la Pena de Muerte en Chile, el cual fue decretado el 23 de Enero de 1951 y tuvo cambios menores en el año 1965, podemos encontrar la respuesta.

“El día de la ejecución, el Oficial designado procederá con las precauciones necesarias a cargar las armas colocando en una de ellas un tiro a fogueo. Momentos antes del fusilamiento las entregará a los miembros del pelotón, guardando reserva sobre aquella que estuviere cargada a fogueo”, dice el artículo que habla de este tema.

Sucede que antiguamente se armaba todo para que el pelotón de fusilamiento no se enterara quién había sido el responsable de la muerte del condenado.

“El pelotón debía estar compuesto por 8 miembros. Sólo uno tenía salva. El día de la ejecución, el oficial designado cargaba las armas, colocando en una de ellas un tiro de fogueo”, explicó el historiador de la Universidad de Chile, Pablo Artaza, en el diario Las Últimas Noticias.

De esta forma, lo que de verdad debería haber ocurrido es que Armando tuvo que haber recibido siete disparos, no sólo uno, ya que solamente una de las armas tenía el tiro de fogueo, que es un proyectil que no tiene bala.

Otra duda histórica que se resolvió acá, es que a todos los fusilados se les vendaban los ojos: “Debían estar con la vista vendada y sentados en un banquillo. No se fusilaba de pie. El pelotón debía actuar sin que el condenado se percatase de su presencia”, claro que esto no fue lo que ocurrió con Quiroga, quien decidió ‘morir en su ley’, mirando de frente al pelotón.