La efectividad de los medicamentos varía a lo largo del día. Y es que no somos la misma persona a las nueve de la mañana que a las once de la noche.

Lo mismo pasa si te tienes que poner una vacuna, o bien, hacer un test COVID-19.

En este artículo te desvelamos las claves sobre cuál es el mejor momento para hacerlo y por qué, con la ayuda del profesor Juan Antonio Madrid, pionero en el desarrollo de la Cronobiología en España, así como catedrático de Fisiología y director del Laboratorio de Cronobiología y Sueño de la Universidad de Murcia.

Nos cuenta en primer lugar sobre los test de la COVID-19 que, tras analizar los resultados de más de 80.000 exámenes PCR, se ha comprobado que hay más probabilidades de obtener un resultado positivo preciso si la prueba se realiza en las horas centrales del día, en comparación a si este se hace por la noche.

“La cronobiología se basa en un hecho y es que nuestro cuerpo oscila continuamente y, todo lo que pasa en 24 horas, en el cuerpo va cambiando”.

“Somos diferentes bioquímicamente y fisiológicamente entre el día y la noche”, argumenta con motivo de la publicación de “Cronobiología. Una guía para descubrir tu reloj biológico”.

Además, mantiene que se ha constatado que las células infectadas liberan mayor número de partículas virales a la sangre y a la mucosidad durante el mediodía.

“Por ejemplo, si nos hacemos un test frente al COVID-19, la detección de verdaderos positivos aumenta en la franja media del día; en cambio, disminuye cuando nos vamos hacia la noche, porque parece que el virus migra mayormente hacia las mucosas, se externaliza más y pasa más a la sangre cíclicamente, siguiendo un ritmo”, añade.

Cuándo es mejor ponerse una vacuna

En el caso de las vacunas —y dado que el sistema inmunitario también está sometido a ritmos circadianos— este catedrático de Fisiología subraya que, aunque estas se administren una sola vez en la vida, o como mucho una vez al año, sus efectos pueden variar según el momento del día en el que se inyecten.

Sobre las vacunas convencionales (gripe o hepatitis A), en las que se nos suministra directamente un antígeno o un componente inocuo del virus o de la bacteria —y que produce una reacción en nuestro cuerpo que genera anticuerpos— Madrid sostiene que si se inyectan por la mañana, la producción de anticuerpos será mayor si esto se realiza por la mañana.

“En el caso de la vacuna de la gripe o de la hepatitis, vacunarse por la mañana, frente a la misma vacuna por la tarde, produce el doble de anticuerpos al mes; de forma que tienen doble cantidad de anticuerpos los vacunados por la mañana que los que lo han hecho por la tarde”.

Aunque no queda ahí la cosa porque, según destaca este especialista en Cronobiología, si se duerme poco antes de una vacuna, 4-5 horas frente a hacerlo 7-8, desarrollas menos anticuerpos que si has dormido más tiempo.

“Se ha comprobado que el tiempo de sueño durante los días previos, y sobre todo la noche anterior a la inyección, está relacionado con su eficacia, pues la privación de sueño reduce la respuesta frente al antígeno”, agrega.

En cuanto a las vacunas contra la infección por SARS-CoV-2 mantiene que al ‘funcionar’ con ARNm, no está claro todavía con exactitud qué sucede.

“En el caso de las vacunas frente el COVID-19 no está tan claro que este sea el ritmo de máxima eficiencia, porque estas inyecciones funcionan a través de ARN mensajero, y el mecanismo por el cual producen la respuesta inmunitaria tarda más en generarse y todavía no hay resultados”, detalla.

¿Qué sucede con los medicamentos?

Por otro lado, avisa este experto de que un medicamento, al igual que un tóxico o que un nutriente de los alimentos, no funciona igual a lo largo del día.

“Ha de ser absorbido en el tracto digestivo para pasar a la sangre, lo que dependerá sobre todo de los ritmos de acidez gástrica, del vaciamiento del estómago, y de la motilidad intestinal”, dice.

Una vez en la sangre, podrá unirse a proteínas, que también tienen su propio ritmo, y que favorecen su transporte. Más tarde será degradado por enzimas del hígado, también rítmicas, para después ser eliminado en bilis o en la orina.

“Dado que todos estos procesos siguen ritmos circadianos, es lógico que la concentración del fármaco en la sangre, el tiempo que tarda en alcanzar su máxima concentración, y su vida media, muestren ritmos de 24 horas”, añade.

A su vez —y por si esto fuera poco— Juan Antonio señala que los efectos del medicamento también dependen de la presencia de receptores en las células sobre las que actúa o ‘células diana’, que igualmente siguen ritmos biológicos.

Estatinas o corticoides: ¿cuándo?

En el caso del medicamento frente al colesterol, las famosas estatinas, el profesor defiende que para reducir el colesterol LDL o “colesterol malo”, es lógica su administración nocturna, ya que estos bajan el colesterol más cuando se toman por la noche.

“Inhiben una enzima responsable de la síntesis del colesterol, la cual muestra un potente ritmo circadiano que se caracteriza por una marcada activación durante la noche”, comenta.

“Por lo tanto, es lógica la administración nocturna del preparado de estatinas de liberación rápida por la noche, porque será cuando más se reduce el colesterol. Sin embargo, si la estatina es de liberación lenta, el momento óptimo para su toma puede ser muy diferente”, explica.

Sobre la toma de corticoides, mantiene que el tratamiento óptimo es el que imita los ritmos naturales del cortisol, bastante estables en cada persona.

Como norma general, su concentración se eleva unas dos o tres horas antes del despertar, alcanza su máximo poco después. Luego, disminuye gradualmente a lo largo del día, hasta un valor mínimo a mitad de la noche.

Con ello, el profesional indica la administración por la mañana, imitando el ritmo natural del cortisol, es la que produce una menor interferencia sobre el ritmo del cortisol endógeno.

No obstante, Madrid insiste en que siempre debe ser el médico el que decida si, para ese paciente concreto, se tendrá que cambiar la medicación por la noche o la mañana.

“Los doctores son los que deben decidir si hay que cambiar la pauta de medicación, nunca el paciente debe hacerlo por su cuenta, porque hay medicamentos, por ejemplo, que frente al colesterol, en lugar de tener un comprimido que se libera rápido, este se reduce lentamente, una forma de presentación que ya tiene en cuento esos ritmos corporales”, concluye.