Los riñones son una parte muy importante para eliminar los desperdicios de la sangre y ayudar a mantener el equilibrio de sustancias químicas en el cuerpo.

Cualquier dolor o anomalía podría no solo significar una falla renal, sino que algo más peligroso como un cáncer de riñón.

Según el Instituto Oncológico FALP, en Chile se diagnostican más de 2.100 casos de este tipo de cáncer al año, con una mortalidad cercana al 50%.

El cáncer de riñón, en general, no causa síntomas a menos que existan grandes tumores, por lo que para evitar un diagnóstico tardío, se debe estar atento a algunas señales.

Una de ellas es la hematuria o sangre en la orina, que a veces es de color rosado o anaranjado y podría aparecer cada dos días. Otras causas más comunes de sangre en la orina incluyen cálculos renales.

También hay que poner atención a los dolores en la espalda baja, ya que los riñones se encuentran directamente debajo de las costillas. El malestar puede variar de un dolor sordo hasta una puñalada aguda, con una duración de varios días.

Por otro lado, puede aparecer un bulto al costado del abdomen, que indica inflamación o un tumor en el riñón. Por lo general las protuberancias solo son detectables a través de una ecografía o tomografía computarizada. Si bien no siempre significan cáncer, sí hay que pedir una consulta, ya que puede indicar alguna otra infección.

En cuanto a la salud general, la fatiga es uno de los signos más comunes de cáncer, porque esta enfermedad disminuye la energía e interfiere con el metabolismo, llevando a un conteo bajo de glóbulos rojos. La fatiga por cáncer es diferente a la sensación de cansancio por falta de descanso y puede intensificarse con el paso del tiempo.

Finalmente, la pérdida de apetito puede indicar un problema. A medida que el cáncer crece, comienzan a aparecer las náuseas y, con el cambio en el metabolismo, se puede sentir menos hambre. Además, este síntoma puede estar acompañado de fiebre persistente e incluso los alimentos favoritos pueden parecer desagradables.