Una serie de mitos y verdades rondan alrededor de las bebidas energéticas o energizantes, un producto que en nuestro país se comercializa para incrementar la resistencia física, mejorar la concentración, proveer de sensación de bienestar y estimular el metabolismo.

De acuerdo al Reglamento Sanitario de los Alimentos, el líquido se masificó con llamativos eslóganes, sobre todo hacia el público más joven, de entre 18 y 40 años, apuntando a los deportistas.

Sin embargo, con el pasar de los años su consumo se asoció mucho más a la vida nocturna, llegando incluso los bares y pubs a ofrecer tragos con alcohol que las incluía, lo que llevó a un aumento explosivo por parte de los chilenos.

De hecho, según datos de 2018 de Euromonitor, aquel año se consumieron 41.9 millones de litros de bebidas energéticas, lo que equivale a un porcentaje de 2,3 litros por persona.

Esto, considerando que además son de fácil acceso, pues se venden en farmacias, supermercados, discotecas, botillerías, bares, almacenes, y hasta en estaciones de servicio.

No obstante, varios desconocen parte de las consecuencias y curiosidades que rondan a esta bebida, por lo que en Página 7 te hacemos un resumen a continuación.

Pueden equivaler hasta dos tazas de café

De acuerdo a la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN), se define como una bebida energética alta en cafeína, a aquellas que aportan 15 miligramos por 100 mililitros (ml), lo que normalmente se informa en el etiquetado.

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Eso sí, la media de la mayoría de las que se comercializa en nuestro país es de 32 mg de cafeína/100 ml, lo que significa que una lata de 250 ml puede contener 89 gramos de cafeína, que equivale a un café expreso.

Alta en azúcares

Aunque existen versiones ‘sin azúcar’, lo cierto es que esta sustancia es una de las más importantes dentro de la bebida, considerando su aporte para mantener alerta al consumidor.

Por ejemplo, una lata de 250 ml aporta entre 27,5 y 30 gramos, mientras que una de medio litro, entre 55 y 60 gramos.

Riesgos de bebidas energéticas con alcohol
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Cifras que están bastante por encima de la recomendación de la Organización Mundial de la Salud, que sostiene que no se debería ingerir más de 50 gramos de azúcar al día.

Bebidas energéticas con alcohol

Una de las maneras más populares del consumo actual es esta, sobre todo con licores de alto grado alcohólico como son whisky, gin, ron, entre otros.

De acuerdo al cardiólogo de la Clínica Las Condes, Patricio Venegas, “estas bebidas no son otra cosa que una droga legal para obtener ciertos beneficios en la vida social”.

Lo anterior, debido a que la persona “se siente con toda la euforia que produce la ingesta de trago, pero retarda el agotamiento y la fatiga; anula los efectos depresores del alcohol”, lo que podría terminar en problemas de salud para el consumidor.

Alto consumo produce riesgo a la salud

En esa línea, el especialista explicó que consumir este tipo de productos “conlleva grandes riesgos, por ejemplo, al conducir automóviles”.

Asimismo, no deben ser utilizadas por diabéticos, hipertensos y cardiópatas, debido a que son letales para sus condiciones de salud.

bebidas energéticas y su alta cantidad de cafeína
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De hecho, en el caso de estos últimos, hay estudios que confirman que algunas bebidas energéticas producen “efectos adversos sobre las células musculares del corazón”, lo que afecta directamente a la función cardiaca.

Dependencia

Según el psiquiatra de Clínica Las Condes, Daniel Seijas, se debe partir de la base que todo “en consumo excesivo es peligroso”, y la cafeína no está exenta de esta frase.

Lo anterior, ya que puede causar dependencia física moderada si una persona consume, en promedio, 100 mg diarios, lo que crea una necesidad de consumir más que al inicio.

“A dosis altas, la cafeína produce excitación, ansiedad e insomnio, temblor, irritabilidad, hiperactividad, disminución del apetito, aumento generalizado de la sensibilidad y baja de los reflejos. Incluso puede provocar gastritis y existe un mayor riesgo de adquirir cáncer de páncreas”, explicó.

Producto de lo mencionado, la recomendación es siempre leer las etiquetas de las bebidas energéticas que se consumen, y evaluar los riesgos por su alta ingesta.