La influenza, también conocida como gripe, es una infección viral altamente contagiosa que ataca el sistema respiratorio  y, a menudo, se confunde con el resfriado común, lo que dificulta recibir el diagnóstico y el tratamiento adecuado.

A medida que avanzamos en otra temporada de gripe, es más importante que nunca comprender qué es la influenza y tomar medidas oportunas para prevenirla.

Si bien hubo una disminución en las infecciones de dicha enfermedad durante la cuarentena por COVID-19, la propagación del virus de la influenza volvió a niveles pre-pandémicos en 2021, según datos de la Organización Panamericana de la Salud.

Los países con mayor presencia de transmisión fueron Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay. Asimismo, en Chile, durante los últimos meses se han pesquisados 486 casos, cifra que duplica a las encontradas en los últimos dos años de pandemia.

Estar atentos a los síntomas y vacunarse contra la influenza es fundamental”, detalló la Dra. Carolina Herrera, médico internista broncopulmonar y especialista en medicina intensiva en el Hospital de la FACH.

Además, agregó que “los virus de la influenza suelen tener una circulación más fuerte en los meses de invierno, porque es un período en el que hay menos ventilación, la gente pasa más tiempo en el interior, y el sistema inmunológico tiende a ser más débil debido a las temperaturas más bajas, sin embargo, el último año se ha podido presenciar un incremento en la circulación de esta infección desde enero”.

Hay muchos mitos relacionados con la vacunación contra la influenza, por lo tanto, los especialistas médicos aclaran los más comunes para brindar a las personas una mejor visión general y sentirse seguras con la inoculación.

La influenza no es tan grave, por lo que no es necesario vacunarse

Esto es un mito, ya que la Dra. Herrera señaló que “una gripe a menudo se percibe como inofensiva, pero el virus de la influenza puede plantear un riesgo grave para la salud, especialmente para ciertos grupos de personas que tienen un mayor riesgo de complicaciones, incluidos niños, mujeres embarazadas, adultos mayores, y las personas con enfermedades crónicas o trastornos del sistema inmunológico”.

La vacuna contra la influenza puede prevenir entre el 70% y el 90% de las complicaciones relacionadas con la influenza.

Si tengo influenza no me puede dar COVID-19 o viceversa

Esto es falso, al tratarse de enfermedades provocadas por virus distintos existe la posibilidad de co-infección.

“En el contexto actual es clave evitar que esto ocurra, ya que se pueden generar síntomas más graves que comprometan la salud de las personas y, al mismo tiempo, impacten en el incremento de atenciones en los centros hospitalarios”, comentó la Dra. Herrera.

No necesita vacunarse contra la gripe si ya la recibió el año pasado

La Dra. Lorena Galeotti, Directora Médica de Abbott, explicó que “la mejor manera de prevenir la gripe es vacunándose, ya que los virus de la gripe mutan continuamente. Por esa razón, se actualizan constantemente para enfrentar las amenazas de las variantes que están activas en el año en curso”.

Varios estudios han demostrado que este tratamiento contra la influenza reduce el riesgo de infección en la población general entre 40 y 60%.

La vacuna contra la influenza le dará gripe

Este puede ser el mito más común sobre las inoculaciones contra la gripe. La Dra. Herrera afirmó que “aunque puede causar efectos secundarios como dolor de cabeza o incluso fiebre leve, estos representan la respuesta inmune del cuerpo para proteger realmente al cuerpo contra el virus“.

Ya me vacuné contra el covid-19, así que estoy seguro

“Vacunarse contra ambas enfermedades es esencial, ya que no existe inmunidad cruzada”, indicó la Dra. Herrera.

Para este año la recomendación del Minsal ha cambiado con respecto al año pasado, ya que se permite la inyección contra ambas enfermedades el mismo día, solo que se deben colocar en brazos contrarios.

Dado que las enfermedades respiratorias son riesgos prevalentes para la población, los especialistas destacan un claro llamado a la acción: aprovechar las soluciones disponibles y mantener el autocuidado.

De esa manera, las complicaciones relacionadas pueden ser evitadas y el sistema de salud puede estar mejor preparado para responder adecuadamente a más desafíos médicos.