Eructar después de comer o incluso comerse las uñas durante la infancia, pueden parecer prácticas desagradables para la mayoría de las personas. Sin embargo, la ciencia determinó algo completamente diferente.

Varios estudios han ahondando en estas acciones, pero aunque no lo creas, muchas de ellas traen beneficios para la salud y el cuidado del ambiente.

1. No bañarse todos los días

Con el propósito de evitar los malos olores corporales o comenzar la mañana más “despiertos”, es “ley” que las personas se duchen diariamente. No obstante, un estudio de la Universidad de Harvard evidencia algunos riesgos de hacerlo constantemente.

De acuerdo a lo señalado por el Doctor Robert H. Shmerling de la facultad de Salud de Harvard, la piel puede secarse, irritarse o agrietarse si se expone diariamente al agua caliente.

Lo anterior “puede permitir que las bacterias y los alérgenos rompan la barrera que proporciona la piel, provocando que se produzcan infecciones y reacciones alérgicas.

Si bien utilizar jabones antibacterianos puede atacar las “bacterias normales”, esto “altera el equilibrio de los microorganismos en la piel y fomenta la aparición de organismos más resistentes y menos amigables”.

“Nuestro sistema inmunológico necesita una cierta cantidad de estimulación por parte de microorganismos normales, suciedad y otras exposiciones ambientales para crear anticuerpos protectores y ‘memoria inmunológica’“, destaca el experto.

Es por ese motivo que algunos pediatras y dermatólogos no recomiendan los baños diarios para los niños.

Contexto | Pexels
Contexto | Pexels

2. Orinar en la ducha

Aunque no lo creas, lo expertos consideran que es más higiénico orinar en la ducha que en el inodoro. Esto por la gran cantidad de gotas que pueden caer sobre tus pantalones, en las manos e incluso la cara.

Por el contrario, al orinar mientras te duchas, el agua corriendo reduce las salpicaduras, diluye la orina y la envía directamente por el desagüe.

“En términos generales, la orina es estéril ya que no tiene organismos ‘vivos’“, explica el doctor Jamin Brahmbhatt y urólogo de la clínica PUR en Florida, Estados Unidos, al sitio especializado Health.

De igual forma, los líderes de la campaña “Go with the Flow” (Ir con el flujo) de la Universidad de East Anglia, en Inglaterra, apoyan esta práctica con el propósito de cuidar el medioambiente.

“Hemos hecho los cálculos y este proyecto puede tener un impacto fenomenal. Con 15.000 estudiantes orinando en la ducha, durante un año ahorraríamos suficiente agua para llenar una piscina olímpica 26 veces más”, estiman sobre el impacto que produce no tirar la cadena del inodoro.

3. Eructar

Aunque en la cultura occidental es un acto repulsivo, los eructos son un símbolo de saciedad en la cultura árabe. Asimismo, lo especialistas coinciden en que son beneficiosos para nuestro organismo.

Según los expertos, eructar después de comer es fundamental para ayudar a digerir más rápido y evita la hinchazón.

El doctor Ben Kim, especialista en cirugía general en Salt Lake City, en Estados Unidos, advierte que la supresión de los eructos podrían dañar tu cuerpo por dos motivos.

“Puede provocar que las toxinas endógenas se filtren a través de las paredes de su intestino delgado, ingresen al torrente sanguíneo y, en última instancia, contribuyan a la carga tóxica en todas tus células“, plantea.

También está el riesgo de provocar una hinchazón severa que “puede estirar las paredes de tu tracto digestivo”.

FreePik
FreePik

4. Algo similar ocurre con otro tipo de gases

Por más desagradable que parezca, los pedos son una señal de que tu cuerpo, específicamente tu tracto digestivo, está funcionando correctamente.

La doctora estadounidense Alana Biggers, con Maestria en Salud Pública, explicó al sitio especializado Health Line, que la presencia de estos gases es una señal de que tu dieta es equilibrada.

“Una dieta que incluya proteínas magras, verduras, frutas y cereales se considera equilibrada y saludable. Pero producirá gases. Ciertos tipos de carbohidratos no siempre se pueden descomponer en tu tracto digestivo. En cambio, fermentarán un poco en el intestino grueso antes de ser extraídos durante una evacuación intestinal. Esa fermentación produce gases“, detalla.

De igual forma, pueden ser una señal de alerta ante ciertos alimentos que te provocan alergia o intolerancia. “Estos síntomas pueden incluir diarrea, náuseas, hinchazón y gases”, precisa.

5. Comerse las uñas o chuparse el pulgar durante la infancia

Un estudio de la Universidad de Otago en Dunedin, Nueva Zelanda, analizó los efectos de comerse las uñas y chuparse el pulgar en más de 1.000 niños neozelandeses cuando tenían 5, 7, 9 y 11 años de edad.

“Nuestros hallazgos son consistentes con la teoría de higiene, según la cual, la exposición temprana a la suciedad y los gérmenes reduce el riesgo de desarrollo de alergias“, resumió el profesor Bob Hancox, director de la investigación, a la BBC.

Los resultados demostraron que la exposición a los microorganismos como bacterias y hongos que se esconden en las uñas, ayudaban a “entrenar el sistema inmune”, lo que los especialistas denominan como “sensibilización atópica”.

De ese modo, los niños que tenían estas prácticas, presentaban una posibilidad significativamente menor de desarrollar alergias a los ácaros del polvo o el pelaje de gatos, perros o caballos, a la edad de 13 años.

Sin embargo, los mismos científicos advierten que sus hallazgos no son una razón para estimular que los niños se muerdan las uñas o se chupen el pulgar.

Incluso, la Asociación Dental de Estados Unidos, evidenció que la fuerza muscular empleada para chuparse el dedo puede llegar a modificar la forma de la boca y la posición de los dientes y los labios.