Los lácteos son un grupo heterogéneo de productos, que tienen un mismo origen pero diferente composición en cuanto a agua, grasa y sodio.

Desde la Organización Mundial de la Salud recomiendan consumir de 2 a 3 porciones de estos derivados de la leche, en el marco de una dieta equilibrada y saludable.

Evelyn Sánchez, académica de la Escuela de Nutrición y Dietética de Universidad de Las Américas (UDLA), explicó a Página 7 por qué es importante incluirlos en nuestra alimentación.

“Contribuyen a aportar nutrientes claves para el organismo, como proteínas de alto valor biológico, calcio, magnesio, fósforo, zinc, vitaminas del complejo B y las liposolubles como la A y D”, indicó.

¿Qué leche es más saludable?

¿Entera, semidescremada o descremada? Al momento de elegir la leche más saludable, es importante definir los propios objetivos.

“Va a depender de varios factores, como las necesidades nutricionales, estado de salud y la presencia o no de algunas intolerancias a la lactosa”, detalló la profesional.

Si no quieres controlar la ingesta calórica, no es necesario renunciar al sabor ni nutrientes que aporta la leche entera.

“Tienen mayor contenido graso, por lo que el aporte calórico también es más alto, tal como la presencia de vitaminas liposolubles”, dijo.

Pixabay (cc)
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En caso de querer reducir las calorías en la dieta, las leches semidescremadas y descremadas son una buena opción.

“Aquellas tienen un menor contenido graso, bajo aporte calórico, pero también menos proporción de vitaminas A y D”, comentó.

Intolerancia a la lactosa

En cuanto a la leche con o sin lactosa, Sánchez aconseja consumir esta última solo si se sufre de intolerancia.

“Si tengo algún tipo de intolerancia, es preferible seleccionar aquellas leches que se le adiciona la encima lactasa, es decir, las que serán mejor toleradas”, indicó.

“Son las llamadas leches sin lactosa, a las cuales no se les extrae como se suele pensar, sino que se le adiciona esta enzima que está en déficit en algunas personas”, explicó.

Recordar que también existen otros tipos de leches, como las de origen vegetal, las cuales se eligen precisamente para evitar los síntomas de intolerancia a la lactosa.

Entre ellas encontramos la leche de almendra, cáñamo, avena, soja, coco, arroz o quinoa.