Mantener nuestras neuronas sanas es vital para nuestra existencia. Muchas enfermedades del sistema nervioso no tienen cura, por lo que el foco debe estar en la prevención y protección de este sistema y nuestro cerebro.

Vale decir que una neurona es una célula y componente principal del sistema nervioso. La función de una neurona es recibir, procesar y transmitir información a través de señales químicas y eléctricas.

Más allá de la degeneración progresiva o muerte de las neuronas tras alcanzar su madurez y como resultado natural del envejecimiento, la investigación ha dado con ciertas moléculas que pueden tener propiedades protectoras para las neuronas.

La neurocientífica y catedrática de Fisiología en la Universidad de La Laguna (Tenerife, España), Raquel Marín detalló algunas de estas en un artículo publicado por la versión hispana del HuffPost.

Resveratrol: frutas y maní

Este es un compuesto químico presente en las uvas, las frambuesas, los arándanos y el maní. Su beneficio es proteger a las neuronas frente a enfermedades como el Alzheimer y el Párkinson, ya que tiene propiedades antioxidantes y antiinflamatorias que mejoran los síntomas de estas enfermedades, por ende, su calidad de vida.

Según Marín, se ha demostrado que la toma diaria de 500 mg de resveratrol durante al menos tres meses por personas con Alzheimer, puede mejorar la neuroinflamación, fomentar la producción de proteínas antioxidantes, la activación de las células de defensa del cerebro (células de la glía) y limpieza de las moléculas tóxicas como amiloide y tau.

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Lamentablemente, la neurocientífica asegura que si bien es beneficioso consumir productos con resveratrol, no es suficiente para conseguir el efecto deseado, ya que se metaboliza muy rápido.

Por lo anterior, la investigación científica apunta a producir derivados de resveratrol -con modificaciones en su estructura- con propiedades farmacológicas que permitan tratar enfermedades neurológicas.

Teofilina y esclerosis múltiple?

La esclerosis múltiple es una enfermedad que afecta al cerebro y la médula espinal (sistema nervioso central).

El cuadro es degenerativo, ya que “el sistema inmunitario ataca la vaina protectora (mielina) que recubre las fibras nerviosas y causa problemas de comunicación entre el cerebro y el resto del cuerpo. Con el tiempo, la enfermedad puede causar el deterioro o daño permanente de los nervios”, indica la Clínica Mayo.

Este “ataque” provoca que la mielina no se repare o regenere como debería, produciéndose una ralentización de la comunicación nerviosa con el músculo, entre otros.

Calambres, parálisis parcial de algunas partes del cuerpo, hormigueo, fatiga muscular y disfuncionalidad del sistema nervioso, son algunos de los cuadros que detalla la académica.

Al respecto, la ciencia ha encontrado una proteína (denominada eEF1A1) que al modificarla frena el proceso de regeneración de la mielina, por lo que -al contrario- si se detiene la actividad de esta proteína se restaura la producción de las vainas de mielina.

Lo que llama la atención de lo anterior, es que los científicos utilizaron la teofilina para frenar a la eEF1A1. ¿Y qué es la teofilina? “Una sustancia activa muy abundante en las hojas del té“, señala la neurocientífica.

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Cabe señalar que el análisis anterior se aplicó en ratones de laboratorio y todavía no se ha probado en humanos, pero el resultado fue que apenas cuatro días de tratamiento con teofilina eran suficientes para observar una recuperación significativa de la producción de mielina en ratones jóvenes y viejos.

Fisetina: ¿efectiva para la memoria?

Por último, un estudio llevado a cabo por el Laboratorio de Neurobiología Celular del Instituto Salk de Estudios Biológicos, determinó que la fiestina puede mejorar e incluso revertir algunos efectos del Alzheimer.

Esta molécula está presente principalmente en algunas frutas y verduras como las fresas, manzanas, caquis, pepinos y cebollas.

La investigación se realizó con ratones de nueve meses de edad (edad equivalente a personas en la etapa de madurez). Los animales presentaban síntomas de Alzheimer, evidenciando pérdidas de memoria y ralentización en el aprendizaje.

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Durante tres meses se les proporcionó fisetina, y a los 12 meses de edad, los ratones que habían tomado el medicamento tenían un mejor rendimiento cognitivo y de aprendizaje similar al de ratones sanos. Los ratones con Alzheimer y sin el tratamiento rindieron en un bajo nivel.

Estos beneficios de la fisetina se relaciona con una mejora del metabolismo de las grasas, fomento de la producción de proteínas antioxidantesuna y efecto antiinflamatorio.