De seguro en más de una ocasión, sobre todo en días de cuarentena, te has levantado en la noche por un chocolate o una papita frita, porque pareciera que nuestro estómago tuviera un agujero negro imposible de combatir… algo que los especialistas llaman “hambre emocional“, pues aparece de forma repentina e “insaciable”, la que después nos hace sentir culpables por todo lo consumido.

Un “problema” que se ha acrecentado debido a la incertidumbre y los estados de inactividad durante este atípico 2020. Pero, ¿qué hacer para combatirlo? Daniela Gómez, académica de la Escuela de Nutrición y Dietética de la UDLA, entregó a Página 7 algunas sugerencias y recomendaciones.

De acuerdo a la nutricionista, esta “hambre emocional” muchas veces aparece porque no tenemos un horario regulado de nuestras comidas: pasamos horas excesivas sin comer, no tomamos desayuno o almorzamos tarde.

¿Y, durante ese tiempo sin comer, de dónde saca energía nuestro organismo? de la glucosa que tenemos, pero cuando ésta se agota, el cuerpo nos “pide” alimentos con azúcar y grasas saturadas (alimentos ultraprocesados), algo que ocurre generalmente por la noche.

Según Gómez, comer a deshoras puede ocasionarnos “cambios en la digestión, como un aumento o disminución en la frecuencia y tipo de deposiciones diarias; malestar gastrointestinal como hinchazón, acidez, flatulencia”.

Además, puede alterar nuestro “ciclo de sueño-vigilia; aumento de almacenamiento de lípidos (grasas) principalmente a nivel abdominal, sobrepeso, obesidad y, a largo plazo, se puede traducir en desarrollo de enfermedades como diabetes tipo 2 y dislipidemia (exceso colesterol en la sangre)”.

Consejos: tener un horario y cómo reemplazar los ultraprocesados

La principal recomendación, tal como mencionamos anteriormente, es tener un horario de nuestras comidas de acuerdo a nuestras actividades diarias, con la idea de “comer más” al inicio de nuestro día y así ir disminuyendo los alimentos en la noche.

“Eso ayudará a no generar sensación de hambre y ganas de ingerir alimentos ultraprocesados (…). Además, se recomienda comenzar con un buen desayuno y continuar con almuerzo que incluya alimentos que nos entreguen energía, como carbohidratos complejos y también aporte proteínas y grasas saludables como mono y poliinsaturada e ir bajando la cantidad y calidad de alimentos durante la tarde-noche”, aconsejó Gómez.

Por otro lado, si esto resulta muy complicado y los “antojos nocturnos” siguen, podrías comenzar a reemplazar esas preparaciones dañinas por “proteínas de origen animal o vegetal, frutas y verduras, cereales integrales y grasas saludables como el aceite de oliva, palta, frutos secos, aceitunas”, sugirió la nutricionista.

Snacks, comida saludable, alimentos
Pexels (cc)

Además, nos entregó una lista de alternativas a los poco saludables productos salados y dulces, que muchas veces tenemos guardados en nuestra despensa:

  • Cocadas de avena y plátano, que se pueden usar como snacks o colaciones.
  • Galletas de coco natural con almendras, en reemplazo a las galletas procesadas.
  • Cocadas de garbanzos con cacao, en reemplazo a los chocolates.
  • Churrascas de harina integral con tomate, queso fresco, aceitunas y orégano, en reemplazo de pan.
  • Bastones de verduras: de zanahoria, apio, zapallito italiano, a las que puedes agregar yogurt natural con ciboulette o hummus de garbanzos, en reemplazo a las papas fritas.
  • Mini hamburguesas de lentejas.
  • Pizza vegetariana con masa de coliflor, rellena con lechuga, rúcula, queso fresco, aceitunas, tomate, etc.
  • Fideos realizados con zapallito italiano o betarraga, en reemplazo a los tradicionales.