No todas las dietas tienen el objetivo de perder peso, existen algunas cuya finalidad es mejorar nuestra salud logrando un cambio en nuestros hábitos alimenticios. Este es el caso de la llamada dieta antiinflamatoria.

De acuerdo al portal Consumer, se trata de ingerir alimentos que prevengan y reduzcan la inflamación de nuestro cuerpo, una respuesta biológica del sistema inmunitario ante una agresión externa (un organismo infeccioso o antígeno) o interna (enfermedad autoinmune).

Algunos de los síntomas de esta inflamación pueden ser dolor, enrojecimiento, hinchazón, inmovilidad o calor, entre otros, y ser causadas por enfermedades como la artritis, diabetes, lupus, cáncer, obesidad, patologías cardiovasculares o neurodegenerativas.

¿La buena noticia? Estas molestias pueden ser atenuadas haciendo ajustes en nuestra forma de alimentarnos.

Según Manuel Moñino, dietista-nutricionista y miembro de la Academia Española de Nutrición y Dietética, lo que se busca es “reducir el estado de inflamación que ocasiona la activación del sistema inmunitario ante sustancias ajenas o algún daño en los tejidos o ante aquellas que produce el propio organismo en respuesta a enfermedades como la diabetes, obesidad, las cardiovasculares, neurodegenerativas, la artritis… asociadas a estados proinflamatorios crónicos”.

Si bien todos podemos beneficiarnos de esta dieta, el especialista asegura será más efectiva “en personas con enfermedades que cursan estados de inflamación de alto grado”. Por ello, se aconseja siempre contar con la supervisión médica correspondiente.

Alimentos antiinflamatorios

En este sentido, el experto asegura que se debe aumentar el consumo de alimentos frescos, como frutas, verduras, pescados grasos, huevos y carnes blancas, y eliminar los procesados. El objetivo es alimentarse con productos ricos en minerales, vitaminas, antioxidantes, fibra y ácidos grasos, en especial omega 3.

De acuerdo a Moñino, las frutas y verduras de colores brillantes, como tomates, zanahorias o brócoli, pueden disminuir el efecto de los radicales libres, responsables del daño celular.

Su aporte de sustancias bioactivas, como los fitoquímicos (particularmente presentes en la fruta y verdura), los fenólicos y otras sustancias con alta capacidad antioxidante (como los carotenos), contribuyen también a neutralizar el daño celular por oxidación que ocasionarían los radicales libres”, explica.

Algunos de estos alimentos serían:

    1. Pescados grasos: atún, sardina, boquerón, arenque, caballa y salmón.
    2. Fruta: cereza, fresas, arándanos, granada, manzana, limón y naranja.
    3. Verduras: brócoli, espinacas, ajo, tomate y cebolla.
    4. Carnes blancas: pollo y pavo.
    5. Aceites y grasas saludables: aceite de oliva virgen extra (AVOE) y aceite de cacahuete.
    6. Legumbres.
    7. Cereales integrales: cebada, avena y salvado.
    8. Huevos.
    9. Frutos secos: nueces, almendras y semillas de lino y calabaza.
    10. Azafrán y cúrcuma.

Por el contrario, el profesional recomienda alejarse de aquellas comidas que ayudan a mantener o aumentar el estado inflamatorio crónico: procesadas, altas en sal, azúcar o grasas trans, y bajas en fibra.