En el contexto de la crisis climática, nace una concepto que viene a fomentar y generar cambios de hábitos y así transformar el mundo. Esta es ser un consumidor responsable y consciente.

De acuerdo a un estudio realizado el año pasado por ACCIÓN Empresas e IPSOS Chile, el 66% de los chilenos se considera un consumidor consciente y responsable y un 16% de ellos cree que “generar una economía social y medioambiental responsable” es uno de los temas más importantes que debe resolver el país en la actualidad.

Pero, ¿qué significa este ser un consumidor consciente? Para contestar esta pregunta, en Página 7 conversamos con la directora de Fundación Basura, Macarena Guajardo.

“Significa principalmente ocuparse de tomar decisiones de compra a sabiendas de los impactos que éstas generan tanto en la salud propia, en la comunidad y en nuestro entorno. (…) Es una persona que no sólo piensa en sí misma cuando consume, una persona que sabe que sus acciones generan externalidades en el resto de las personas, seres vivos y en el medio ambiente. Son personas con pensamiento colectivo“, aclara.

Y agrega: “Esto puede ser a través de la gestión de residuos que generan los empaques de los productos. En este punto, son personas que consumen productos cuyos empaques saben son reciclables o compostables y, en el mejor de los casos, son personas que procuran comprar sin empaques en la medida de lo posible“.

Compras
Pexels (CC)

Además, asegura que convertirse en una persona responsable con nuestras acciones de consumo es de suma urgencia, debido a la crisis climática mundial que podría cambiar las “condiciones de habitabilidad para todos los seres vivos en tan solo 12-14 años”.

Hoy, mirar más allá de nuestro propio ombligo ya no es una cuestión de iniciativa, es algo extremadamente necesario si queremos seguir habitando este planeta como especie, ya que casi hemos logrado extinguir a todas las demás (…) sobre todo para las personas con alto poder adquisitivo, que son las que mayor cantidad de residuos generan y, por ende, quienes generan mayor impacto”, dice Guajardo.

Ser un consumidor consciente en Chile

En Chile, este parece ser un tema nuevo. Existen pocas medidas a nivel país que obliguen a seguir una línea de consumo sustentable y consciente. Una de ellas -hasta ahora- es la Ley de fomento al Reciclaje y “obliga a los fabricantes de ciertos productos, a organizar y financiar la gestión de los residuos derivados de sus productos”, según información del Ministerio del Medio Ambiente.

Además, se suma la nueva estrategia de Gobierno para reciclar residuos orgánicos: el compostaje. Medida que plantea solucionar un 5% de los residuos a nivel domiciliario.

Sin embargo, para Fundación Basura esto no es suficiente.

“Falta que el estado ponga mejores reglas del juego para las empresas, que hoy pareciera que pueden extraer materias primas y fabricar cualquier cosa, sin que nadie diga nada. Por eso las personas y las decisiones que tomamos al respecto son tan importantes, porque somos capaces de generar tendencias y así evitar esperar a que existan políticas públicas que regulen este tipo de prácticas“, explica Macarena.

Los beneficios de consumir responsablemente

Para la directora de Fundación Basura, ser una persona cuidadosa con nuestras compras trae muchos cambios y beneficios en nuestra vida diaria.

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“Dejé de visitar grandes tiendas para hacer mis compras, así evito atochamientos de personas y privilegio la vida de barrio. Vivo más tranquila y menos estresada. Dejé de gastar mi dinero en cosas que no necesito y genero un ahorro importante que puedo utilizar para cosas realmente trascendentes para mí”, expresa Guajardo y agrega: “Cuido mi planeta (…) si compro menos cosas, habrá menos residuos en el mundo y, por ende, menos contaminación. Es así de sencillo“.

Además, da algunos tips que podrían ayudarte a convertirte en un consumidor consciente y responsable:

1. ¿Lo necesito?: Muchas personas compran y compran, porque es “entretenido” o por las ofertas. Lo que hay que tener claro es que cada cosa que compro, no solo consume dinero y tiempo, también basura, además que luego de “aburrirnos” del objeto, vamos a comprar otra cosa, en un ciclo sin fin.

2. ¿Dónde fue fabricado?: Siempre es recomendable hacerse esta pregunta, además de cuestionarse cuáles fueron los materiales y las condiciones con las que se creó: “¿la empresa tiene políticas de trabajo justo?”. Guajardo da algunos ejemplos, como utilizar ropa usada, ya que se le da una “segunda vida”.

3. ¿Qué pasará con este objeto después de usarlo?: Saber de qué está hecho el producto y su empaque es sumamente necesario ¿Son elementos que puedo reciclar o compostar? Si la respuesta es no, deberíamos buscar otra alternativa.