Inesperado y doloroso. Eso resume lo que le ocurrió a Tasha Burton, de Hertfordshire, Inglaterra, quien en abril del año pasado, se convirtió en madre por primera vez. Esta mujer no esperó que los dolores de su embarazo, siguieran varios meses después.
Durante los meses de gestación, Tasha (36) sintió por mucho tiempo dolores en su estómago, sumado a una fatiga extrema. Si bien pensó que cuando diera a luz a su primer hijo, Alaric Corley, los dolores se irían, ya que supuestamente eran propios del embarazo, esto nunca ocurrió.
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Seis meses después del parto, esta madre continuó con dolores que ella misma definió como similares a los de la contracción. Cuando fue a realizarse nuevos exámenes, se enteró de la peor noticia: los dolores del embarazo en realidad eran los de un cáncer al intestino.
Claro que esa no fue la única mala noticia, sus doctores le informaron que el cáncer estaba en un estado avanzado, por lo que es muy probable que sólo le queden cinco años de vida, según lo consignado por el portal británico Metro.
“Duele más que nada que no vaya a estar en la vida de mi hijo. No me puedo imaginar que no esté cerca de él. Me rompe el corazón todos los días, pero voy a luchar tanto como pueda. No quiero morir, quiero verlo crecer”, expresó esta mujer que ahora inició un proceso de quimioterapia en el hospital Mount Vernon en Northwood, para poder revertir su enfermedad.
Tasha ha debido posponer su matrimonio con Dan, el padre de su hijo, y de las vacaciones familiares. Pese a esto, esta mujer está enfocada en poder sanarse, y en además, hacer un llamado a los más jóvenes para que no omitan los síntomas de un posible cáncer.
“Siento que las personas más jóvenes pueden ignorar los síntomas o no conocerlos, especialmente si no tienen antecedentes familiares. No es fácil de detectar, no siempre hay síntomas obvios. Conmigo no había nada que sobresaliera aparte de los dolores de estómago y la sensación de malestar”, analizó esta madre, que ahora está empeñada en poder estar el mayor tiempo posible con su hijo.
