Quizás puede sonar exagerado, pero está científicamente comprobado que muchas mujeres padecen del “síndrome de la cama vacía”, debido a que se han enfocado tanto en lo profesional que han dejado de lado su vida afectiva.

Antes de comenzar a entregar datos respecto a esta patología, lo primero es saber en qué consiste este síndrome. “Muchas mujeres entre los 30 y 40 años, independientemente de sus logros profesionales o intelectuales, sienten el impulso y la necesidad de estar en pareja y de formar una familia”, explica la psicoterapeuta y directora de Coaching Club, Verónica Rodríguez a El Mundo.

Este trastorno está asociado a la sensación de desprotección, soledad y tristeza al dormir sola, y aunque no se puede afirmar que sólo sea algo que padecen las mujeres, la experta señala que ellas son las más proclives a manifestarlo. “Están más inclinadas a hablar de lo que les sucede y a solicitar ayuda para resolver aquellos problemas que las desestabilizan emocionalmente”, declara Rodríguez.

Según explica la psicoterapeuta, quienes padecen de esto son exitosas en el ámbito profesional, pero en lo afectivo tienen constantemente pensamientos desestabilizadores, sintiendo que no son demasiado buenas o que sus actitudes intimidan a los hombres al punto que no quieren acercarse a ellas. “¿Soy muy selectiva?, ¿por qué no soy la elegida y siempre son las demás?, son preguntas que se hacen de forma recurrente a lo largo del día”, detalla la especialista.

Pixabay
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Este síndrome pasa por tres fases fundamentales que sirven para reconocerlo, según detalla la psicóloga especialista en conductas adictivas y trastornos de ansiedad, Adriana Waisman:

1. Sentirse atrapada sin salida

Vivir constantemente llenándose de preguntas como “¿Me ven tan independiente que se asustan?” o afirmando “el amor es algo que me supera”, son señales de que algo sucede, ya que no se es capaz de ver la soledad como algo natural, sino que como un tipo de “karma”.

2. Sola… pero con alguien

Estar en pareja no es sinónimo de estar acompañado. Hay muchas parejas que se ven perfectas por fuera, sin embargo cuando están puertas adentro parecen unos desconocidos, momento en que nuevamente las preguntas aparecen: ¿seguiré por costumbre?, ¿y si termino la relación estaré mucho tiempo sola?. Una alarma de que estás padeciendo este síndrome.

3. Crónica de una separación

Ya tomaste la decisión de acabar con esa relación y por ende ya no vives con eso que te molestaba de la otra persona, pero en vez de sentirte feliz, estás agobiada. Y es que después de haber estado en una relación -más si compartiste el mismo techo- los miedos aparecen al punto de llenarte de fantasmas, ya que estás saliendo de esa “zona de confort” para rearmar una nueva vida.

Para Waisman, lo importante es querer salir de esa sensación de angustia. “Acepta que tu soltería no es un castigo, sino una situación natural y saludable de la vida. Además es importante conectarse con nuestras necesidades, solos o acompañados, desafiando las creencias que limitan nuestras vidas para ahuyentar los fantasmas emocionales”.

Si es algo que te supera, ambas expertas recomiendan asistir a un especialista, el que te ayudará a reencontrarte contigo misma y salir de esta situación.