Si bien han pasado más de 20 años de la muerte de la princesa Diana, siempre los detalles de su vida llaman la atención de quienes siguieron su carrera como miembro de la familia real. Uno de los aspectos que la marcaron fue la bulimia, enfermedad que sufrió por casi una década.

Su temprana relación con el príncipe Carlos desató un constante estrés en su vida, sobre todo pensando que a sus 19 años pasó de ser una joven desconocida a una figura pública que era parte del clan más importante del Reino Unido. Todo empeoró cuando se comprometió con su futuro marido, ya que la prensa comenzó a hablar respecto a su figura, lo que poco a poco empezó a afectarla.

Claro que la gota que rebalsó el vaso fue un comentario de Carlos que terminó por desatar un trastorno alimenticio. Según lo consignado por BioBioChile, fue en el documental Diana: en sus propias palabras, que la propia princesa reveló la frase que marcó su vida.

“Mi bulimia comenzó la semana después que nos comprometimos. Mi esposo puso su mano en mi cintura y me dijo: ‘estás un poco gordita, ¿verdad?’. Eso desencadenó algo en mí (…) Recuerdo la primera vez que me provoqué ese mal. Estaba emocionada porque pensaba que era un modo de aliviar la tensión”, confesó Diana, al recordar lo hecho días antes de su boda en 1981.

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De hecho, la princesa contó en el documental que la baja de peso fue tan drástica que eso se notó cuando se probó su vestido de novia. Incluso explicó que el día antes de casarse tuvo uno de sus peores ataques de bulimia.

“La primera vez que me probé el vestido de novia, mi cintura era de 73 centímetros. El día que nos casamos, medía 58 y medio. Me achiqué a nada (…) Comí todo lo que pude encontrar, lo que divirtió a mi hermana porque estaba conmigo en Clarence House. Nadie entendía lo que pasaba. Todo era muy secreto. Al día siguiente desperté a las cinco de la mañana y estaba mortalmente calmada. Me sentía como un cordero al matadero y lo sabía”, agregó Diana.

El cambio en la apariencia de la joven fue algo notorio para la prensa británica, que no dudó en publicar fotografías del cambio físico de la futura esposa del príncipe Carlos, quien no tan sólo aportó con un desubicado comentario sobre el cuerpo de Diana. Esto porque también le hizo saber que ella no era la mujer que amaba.

La mujer en cuestión era Camila Parker Bowles, la verdadera enamorada del hijo de la Reina Isabel II. Lo peor de esto es que Lady Di lo sabía, por lo que tuvo que lidiar con los celos y la relación de su pareja con esta mujer.

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La Reina Isabel sabía todo

Si bien en agosto y septiembre buscó ayuda con especialistas, sus problemas no terminaron. De hecho, cuando quedó embarazada en octubre de 1981, tampoco pudo salir adelante, lo que se convirtió en un problema para la familia real, ya que ninguna mujer había pasado por algo así.

El documental Diana: en sus propias palabras menciona que la Reina sabía del estado de la princesa, e incluso, que culpabilizaba a la enfermedad como la razón de los problemas maritales que tenía.

“Ella me dijo que creía que esa era la razón por la que nuestro matrimonio había ido cuesta abajo, porque Carlos tenía dificultades con la bulimia de Diana (…) Eso hizo que me diera cuenta de que todos veían aquello como un problema del matrimonio y no como una consecuencia del matrimonio”, aclaró Lady Di, quien optó por ocultar su enfermedad.

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Fue recién en 1990 que la princesa pudo enfrentar su problema de una manera mucho más madura, por lo que gracias a especialistas dejó atrás su enfermedad. Dos años más tarde, cuando dio a conocer de manera pública que padecía de bulimia, se registró un aumento de casos en Inglaterra, ya que más gente comenzó a reconocer que sufría con este mal.

Cabe mencionar que la bulimia “es un trastorno alimentario grave y potencialmente fatal”, con el que se busca deshacerse “de las calorías adicionales de forma no saludable”, según lo explica la Clínica Mayo. Esto puede ser a través del vómito, del uso excesivo de laxantes, suplementos para bajar de peso, diuréticos, o incluso, dietas estrictas y ejercicio extremo.

Además, quienes sufren de esta enfermedad pasan por procesos de baja autoestima y situaciones de estrés, tal como le pasó a la princesa Diana.