Los primeros 2.000 pandilleros llegaron este fin de semana a la megaprisión de El Salvador, diseñada para resguardar 40.000 criminales.

Fue denunciada por la organización Human Rights Watch (HRW) por su “hacinamiento extremo” como consecuencia de las detenciones sin orden judicial de sospechosos.

El presidente salvadoreño, Nayib Bukele anunció que los nuevos habitantes del Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) vivirán allí “por décadas, mezclados, sin poder hacerle más daño a la población”.

El presidio, que se destaca por rigurosos controles de ingreso, fue construido para recluir a parte de los poco más de 64.000 pandilleros detenidos hasta el momento.

Esto bajo un régimen de excepción decretado por el Congreso a pedido de Bukele, en respuesta a una escalada de violencia.

Para ingresar al presidio, tanto reclusos como personal de seguridad y administrativo, tienen que llegar a zonas de registro antes de pasar por tres portones fortificados controlados por guardias de seguridad.

Cada criminal que llegue, además de pasar por un escáner corporal deberá registrarse en un área de ingreso donde le tomarán fotografías.

Los detalles de la Megaprisión de El Salvador

La prisión posee un muro perimetral de 2,1 kilómetros, que será vigilado día y noche por 600 soldados y 250 policías. En el interior la seguridad estará a cargo de guardias de la Dirección General de Centros Penales.

Para dar autonomía al presidio, se perforaron dos pozos, se instalaron una planta de abastecimiento de 600 metros cúbicos de agua, cuatro cisternas, y construyeron ocho subestaciones de energía eléctrica, además de una planta de aguas residuales.

Y con el fin de garantizar el fluido eléctrico, el penal dispone además de plantas de emergencia a base de combustible.

Frente a los pabellones de celdas, figura un cuarto de control para operar los sistemas de agua y electricidad para que los internos no tengan capacidad de “manipular” ambos servicios, explicó el director del CECOT, quien prefiere mantenerse en el anonimato.

Los pabellones tienen un techo curvo que garantiza la ventilación natural para los presos.

Cada pabellón posee un área de construcción de 6.000 metros2, y en cada una de sus 32 celdas provistas de barrotes de acero, se alojarán alrededor de un centenar pandilleros.

Los reclusos disponen en cada celda -de unos 100 metros cuadrados-, de dos piletas con agua corriente para el aseo personal, y dos inodoros.

Además cuentan con camarotes de lámina de hierro sin colchón para que duerman 80 personas.

Además, en cada pabellón existen las “celdas de castigo” oscuras y sin ventanas que serán utilizadas con los pandilleros de mala conducta.

En esta nueva cárcel, estarán alojados los miembros de las pandillas MS-13 y Barrio 18, nacidas en calles de la ciudad estadounidense de Los Ángeles a principios de la década de 1980.

Las principales actividades de estos grupos consisten en extorsiones a particulares y comercios, sicariato y venta de drogas.