El 18 de noviembre de 1978, en un remoto lugar de Guyana, país ubicado al noreste de América del Sur, ocurrió el considerado mayor suicido colectivo de la historia.

Ese fatídico día, más de 900 miembros de la secta el Templo del Pueblo, liderada por el predicador estadounidense Jim Jones, fallecieron en la localidad llamada Jonestown tras ingerir cianuro.

A eso se sumó el asesinato del congresista norteamericano, Leo Ryan, y tres periodistas que lo acompañaban como parte de su comitiva, detalló BBC Mundo.

El representante del estado de California había viajado al lugar preocupado por las denuncias de abuso y fraude.

Una siniestra secta

El Templo del Pueblo fue una agrupación religiosa fundada por Jones en los años 50 en su natal Indianápolis, en el estado de Indiana, Estados Unidos.

El objetivo era llevar a cabo el ideal socialista, en una comunidad donde no existieran fronteras de raza o nacionalidad.

En 1975, Jones decidió emigrar desde San Francisco a Guyana, junto a más de 900 seguidores, donde fundó la localidad de Jonestown.

“Escogimos Guyana porque hablaban inglés y no iba a generar problemas con la inmigración de las personas que quisieran unirse al proyecto”, señaló Laura Johnston Kohl, una de las sobrevivientes de la masacre.

Se crearon granjas comunitarias que entregaron gran parte de los suministros a Jonestown, y los que faltaban eran traídos desde Georgetown, la capital de Guyana.

“Tenían un sistema agrícola muy bueno. Nosotros veníamos a ver qué estaban haciendo. Mucha gente trabajaba para ellos. Tenían ganado, aves, cerdos, vacas. Eran casi autosuficientes”, dijo Fitz Duke, residente del lugar.

La masacre de Jonestown: el mayor suicidio colectivo de la historia que dejó más de 900 muertos.
Captura | Jim Jones, el fundador de la secta el Templo del Pueblo

La masacre en Jonestown

El ambiente en torno a la secta preocupó en Estados Unidos a muchos familiares de los seguidores de Jones, que pidieron ayuda a las autoridades.

Fue así como Leo Ryan, miembro de la Cámara de Representantes en el Congreso estadounidense, viajó a Jonestown en noviembre de 1978 para investigar, consignó AFP.

Acompañado de periodistas, Ryan interrogó a miembros de la secta, algunos de los cuales le manifestaron su deseo de volver a Estados Unidos con él.

Antes de abordar el avión que lo llevaba de regreso, el parlamentario y los integrantes de su comitiva fueron asesinados por los propios miembros de la agrupación religiosa.

Tras ello, Jones reunió a todos los integrantes de la comunidad y les reiteró que las amenazas al ‘paraíso socialista’ eran reales.

“Hemos obtenido todo lo que hemos querido de este mundo. Hemos tenido una buena vida y hemos sido amados. Acabemos con esto ya, acabemos con esta agonía”, expresó el líder.

Las secretarias y enfermeras que trabajaban en Jonestown comenzaron a entregar frascos llenos de cianuro que los miembros bebieron.

¿El resultado? Más de 900 personas fallecieron por voluntad propia o víctimas de presiones. Jones, en tanto, murió por un disparo en la cabeza, presuntamente autoinfligido.