El insólito y recordado robo de la Copa del Mundo a pocos meses del inicio del certamen aportó una dosis de adrenalina y misterio al Mundial de 1966, disputado en Inglaterra.

La Asociación Inglesa de Fútbol (FA) había accedido a la petición de exhibir la histórica copa Jules Rimet en el Methodist Central Hall de Westminster.

Si bien se habían dispuesto estrictos recaudos de seguridad para evitar cualquier maniobra irregular, el trofeo desapareció el 20 de marzo de 1966 tras el rápido movimiento de algún aficionado que logró adueñarse de la pieza.

Lo cierto es que el ladrón puso en evidencia el descuido de la policía metropolitana londinense, que pronto inició una investigación para esclarecer el caso. Sin embargo, sería el perro Pickles el detective indispensable para revolver el enigma y convertirse en un auténtico héroe popular.

En 2018, el Medio británico Daily Mirror conjeturó que el autor del robo fue un hombre llamado Sidney Cugullene, que aprovechó la distracción de los guardias para vulnerar el candado que protegía el trofeo asegurado por 30 mil libras.

Transcurrió más de una semana y llegó el 29 de marzo, el día memorable en que David Corbett salió a pasear con su mascota, un border collie llamado Pickles. El perrito se acercó a un paquete envuelto en papel de diario.

“Estaba envuelto en papeles de periódico y fuertemente atado con cuerda, apoyado contra la rueda del coche de mi vecino”, recordó Corbett, cuyas declaraciones fueron reproducidas en el sitio oficial de FIFA.

perro encontró copa del mundo robada
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El perro que encontró la Copa del Mundo

“Rompí un poco el envoltorio por debajo y había una chapa lisa. Seguí rompiendo alrededor, y aparecieron Brasil, Alemania, Uruguay. Volví a casa corriendo y le dije a mi mujer: ‘¡creo que encontré la Copa Mundial!’“, explicó el dueño de Pickles.

Cuando el hombre se dirigió a la comisaría para devolver el preciado trofeo, fue sometido a sucesivos interrogatorios porque los investigadores lo consideraban el sospechoso principal del robo.

“La gente se acuerda del perro, ¡no de mí!”, describió Corbett al recordar los sucesos.

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Pickles: reconocimiento y fatal desenlace

Pickles obtuvo ese año un merecido reconocimiento. La selección inglesa se consagró campeona frente a Alemania en el Estadio de Wembley y el perrito fue invitado a la celebración.

Lo declararon el “perro de año”, le otorgaron una vistosa medalla y pasó a la historia como uno de los grandes protagonistas de aquel Mundial.

Desgraciadamente, un año más tarde sobrevendría el trágico final de la mascota, que sufrió un accidente en su propio hogar: el animalito se ahorcó con una correa mientras perseguía a un gato.

Sus restos fueron enterrados en el jardín de la vivienda de Corbett, en South Norwood.