Un sórdido crimen sucedió el 21 de febrero de 2008 en el balneario de El Quisco, región de Valparaíso, y el cual fue protagonizado por el empresario Gerardo Rocha.

En aquella jornada, el exmartillero público, Jaime Oliva, murió quemado tras un incendio que afectó su vivienda, lo cual generó una investigación que esclareció un macabro hecho.

Todo se hizo más confuso luego de conocer que Rocha, quien era fundador de la Universidad Santo Tomás, misteriosamente se encontraba en el lugar, siendo alcanzado por las llamas del siniestro, falleciendo tres meses después en la Clínica Indisa de Santiago producto de las quemaduras.

Los antecedentes del brutal caso Rocha

En aquel entonces, las sospechas inmediatamente apuntaron al empresario, pues las indagaciones señalaban que el sujeto intentó incendiar a la víctima debido a un oscuro plan, pero tras una serie de errores, no pudo escapar del fuego.

Según consignó Emol, el crimen comenzó a originarse luego que Verónica Espinoza, esposa de Rocha, le confesó a su marido que fue atacada sexualmente por el exmartillero, lo cual causó la ira de Gerardo, quien juró venganza.

Esto llevó a que contratara al exinvestigador privado Dante Yutronic por un monto de $74 millones, esto con el objetivo de seguir los pasos de Oliva.

Posteriormente, Rocha se reunió con Jaime bajo el pretexto de arrendar su casa en el Quisco, instancia en donde lo atacó con un electroshock de manera reiterada, causándole la muerte por un paro cardiorespiratorio producto del exceso de corriente.

Acto seguido, roció el lugar con bencina para encender el fuego con el mismo electroshock, lo cual generó una explosión, quedando con un 42% de su cuerpo quemado.

Una ardua investigación

Luego de diez meses de investigación, indicó el citado medio, en noviembre de 2009 el juzgado de San Antonio comenzó el proceso judicial.

En dicha instancia, César Osores y Marcero Morales, exchofer y exguardaespaldas del difunto fundador de la Universidad Santo Tomás respectivamente, resultaron acusados de ser los cómplices del crimen.

Un año después, el tribunal condenó a ambos sujetos a 12 años de cárcel, ya que determinó que conocían las intenciones de Gerardo.

En tanto, Dante Yutronic, recibió la condena de tres años y un día de reclusión nocturna por ocupar técnicas de espionaje prohibidas en la ley chilena, tales como la intervención telefónica.

“Hemos estado abiertos a conversar, al perdón, a todo. Para nosotros es una lucha constante y espero que estos capítulos dolorosos se vayan cerrando”, expresó en marzo de 2009 Jaime Oliva Lavanderos, hijo del exmartillero público.

Cabe señalar que además de la condena, los cercanos de la víctima recibieron una indemnización de $227 millones de parte de la familia de Rocha, esto como manera de compensar el daño cometido por el empresario, consignó TVN.