“Es una tristeza abrumadora”, dice Georgia Ford, quien recibió un erróneo diagnóstico que le cambió la vida: le dijeron que tenía acidez estomacal, inducida por alcohol, pero en realidad tenía un cáncer incurable.

A la inglesa de 20 años le detectaron un raro cáncer llamado carcinoma de células renales papilares, que implica un tumor derivado de sus riñones que hizo metástasis en sus pulmones, hígado, ganglios linfáticos y huesos.

“Pasé de ser un estudiante universitario completo en unas pocas semanas a estar en el hospital como paciente de cáncer. Literalmente ha puesto mi vida patas arriba”, se lamentó la joven.

Inicialmente, Ford decidió ir al médico, luego de comenzar a sentir malestares ligados al reflujo, pero luego comenzó una severa tos, que incluso la hacía vomitar. No obstante, los exámenes no arrojaron resultados.

“Básicamente dijeron que todo esto estaba en mi cabeza y que no estaba enferma en absoluto”, explicó la mujer, según consigna el medio New York Post.

Pero su condición comenzó a agravarse: su tos empeoró al grado de botar sangre, mientras que le costaba caminar largas distancias o subir escaleras. Los especialistas detectaron anomalías en sus pulmones, pero afirmaron que “nada que amenazara la vida”, señaló Ford.

Luego de asistir a distintos especialistas y de perder varios kilos, a Georgia le indicaron el diagnóstico, el cual era incurable.

Reacción de Georgia Ford

“Hay muy pocas veces en mi vida en las que me he quedado sin palabras… pero ahora simplemente me evadieron por completo”, dijo Ford sobre el momento en que se enteró del adverso panorama.

A pesar de sentir “una tristeza abrumadora”, la estudiante de Derecho decidió iniciar los respectivos tratamientos para “vivir normalmente”.

Georgia Ford
Captura | Kennedy News

A pesar de su perspectiva positiva, Ford dice que no puede evitar preguntarse si su pronóstico sería diferente si los médicos hubieran detectado la enfermedad antes.

“No sé cuánto más me enfermé en ese momento, y si se me hubiera detectado un poco antes, mi historia podría ser un poco diferente”, dijo. “Es una de esas preguntas que nunca sabré, pero siempre me pregunto”.

Por ahora espera usar su terrible experiencia como una advertencia que resalte los peligros de no escuchar el cuerpo de uno. “Si crees que algo anda mal, debes presionar y presionar”, sentenció.