Elenita Yáñez tenía solo 5 años cuando fue secuestrada, violada y asesinada por un conocido de su familia: Juan Zenón Soto Campos.

El hombre había escapado poco antes del Centro de Estudio y Trabajo (CEP), lugar al que fue trasladado desde el penal El Manzano de Concepción por su buena conducta. Cumplía una condena de 13 años, también por una violación, cometida a una menor de edad en 1989.

El 8 de junio de 1996 llegó a la casa de Guillermo Roa, chofer de micro y abuelo de la pequeña, quien terminó en El Manzano por un accidente de tránsito. En aquel recinto se conocieron.

De acuerdo al Poder Judicial, Soto Campos le pidió ayuda económica a Roa para comprarle medicamentos a su pareja, que estaba hospitalizada. Su petición fue atendida sin cuestionamientos.

A la salida del inmueble se encontró con Elenita. La engañó con la promesa de regalarle dulces y la llevó hasta su casa en Talcahuano, donde abusó sexualmente de ella y luego le quitó la vida.

Pocas horas después de su desaparición, el mismo abuelo de la niña inició la búsqueda. Al día siguiente la Policía de Investigaciones (PDI) logró entrar al inmueble de Soto Campos, quien ya no estaba en el lugar, hallando el cadáver de la pequeña.

“Era una persona reincidente en este mismo tipo de delito, por lo que causó mayor indignación la circunstancia de que estuviera en libertad y, en esa condición, cometiera este crimen”, señaló el abogado Alejandro Espinoza, secretario de la Fundación Amparo y Justicia.

Crimen de Elenita Yáñez.
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Condena y muerte de Juan Soto Campos

El denominado ‘Chacal de Talcahuano’ fue el último reo condenado a pena de muerte en nuestro país, por el delito de sustracción de menor con resultado de violación y homicidio. Sin embargo, la Corte de Apelaciones de Concepción conmutó el castigo a presidio perpetuo.

El homicida murió en octubre de 2013 en el Hospital Barros Luco, donde se atendía producto de un cáncer, consignó BioBioChile.

La abuela de la menor de edad, Victoria Pacheco, aseguró tras la muerte del sujeto que como familia se sienten más seguros, porque siempre pensaron que volvería algún día para vengarse, por lo que vivían encerrados.

“Nosotros queríamos la pena de muerte, porque así muchos violadores y asesinos de niños lo habrían pensado dos veces antes de hacer algo así. Habría sido un ejemplo, pero la justicia es blanda”, dijo la mujer, en declaraciones recogidas por Soy Chile.

Crimen de Elenita Yáñez.
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El crimen causó indignación en la opinión pública, que centró su preocupación en la falta de defensa legal que tuvo la familia de Elenita.

Esto motivó la creación de la Fundación Amparo y Justicia en 1998, dedicada especialmente al apoyo de padres que han perdido a sus hijos bajo estas circunstancias.

El caso tuvo tal impacto que incluso fue parte de uno de los capítulos de Mea Culpa, el clásico programa conducido por Carlos Pinto. ‘El verdugo de la inocencia’ fue el nombre de aquel episodio.