Cuando tenía solo dos años, un cuadro agravado de neumonía le quitó la vida a la pequeña italiana Rosalía Lombardo, en 1920. En ese entonces la gripe española estaba llegando a su fin en Europa.

A pesar de que sus padres le proporcionaron toda la medicación disponible, el sistema inmunológico de la menor de edad no logró combatir dicha enfermedad.

Traumatizado por haber perdido a su hija, el padre de Rosalía se negó a enterrarla, y en cambio le pidió a Alfredo Salafia, un conocido químico italiano y experto en conservación de cadáveres, que la momificara y la mantuviera “lo más viva posible”.

Gracias a la corta edad de la niña, el experto logró seguir un proceso de momificación simple, que mantuvo intacto su rostro por más de 100 años, en las Catacumbas de los Capuchinos, en Palermo, Italia.

El clima seco dentro de esa superficie permitió que el cuerpo se conservara casi a la perfección.

Rosalía Lombardo
The Archaeology News Network

De ese modo, el cuerpo preservado de Rosalía fue considerado como “la momia más viva del mundo”, según destaca el sitio de investigaciones History of Yesterday.

Ante el impresionante estado del cuerpo, comenzaron a surgir diferentes historias y supuestos fenómenos paranormales en torno a ella. Incluso, muchos testigos aseguraron que parpadeaba varias veces al día para mostrar sus ojos azules, detalla National Geographic.

En este contexto, se cree que los cambios de temperatura dentro de la cripta hacen que sus párpados se contraigan para producir el efecto de movimiento.

Niña momificada Rosalía Lombardo
The Archaeology News Network

Una ilusión óptica

A pesar de las múltiples teorías que existen sobre este supuesta reacción, lo cierto es que Rosalía no abre ni cierra los ojos.

Es solo una ilusión óptica que resulta de la luz que se filtra a través de la ventana, a medida que cambia durante el día”, explica Dario Piombino-Mascali, curador de las Catacumbas Capuchinas, al sitio de NatGeo.

Aun así, dicho efecto no fue al azar, ya que “al mirar más de cerca, se puede ver que sus ojos no están cerrados al 100%” y eso probablemente fue hecho con la intención de Alfredo Salafia, para que la niña pareciera más viva.

Sumado a esa característica, una reciente radiografía del cadáver momificado, evidencia que los órganos de Rosalía se han conservado perfectamente durante 100 años.

Cabe señalar que en la década de 1970 se encontraron las notas que describen la fórmula que utilizó Salafia para la momificación.

Dichos escritos detallan una serie de diferentes químicos usados ​​en el proceso, como glicerina, formol saturado, sulfato de cinc, alcohol salicílico y cloro.