Cuando la pandemia parecía estar controlada, la nueva variante del COVID-19 detectada en Sudáfrica encendió las alarmas en el mundo, y rápidamente llegó a nuestro país.

En este contexto, varias investigaciones confirman que la variante Ómicron se multiplica en menor magnitud en las células pulmonares, lo cual se traduce en cuadros menos graves de la enfermedad. Sin embargo, puede presentarse como una fuerte gripe.

Si bien esta nueva variante se transmite más rápido que sus antecesoras, todavía hay personas que no se contagian de COVID-19, a pesar de haber estado expuestas a casos positivos.

Ante ese extraño fenómeno, un reciente estudio realizado por la Universidad Rockefeller de Nueva York (EE.UU.) analizó las características genéticas de estas personas “resistentes” al virus, para tratar de descifrar el mecanismo celular que las protege. De esa forma, poder replicarlo en fármacos para combatir la pandemia.

“En el caso de que pudiéramos identificar qué hace que algunas personas sean resistentes, abre de inmediato vías para la terapia que podríamos aplicar en todas aquellas que padecen la enfermedad“, detalla la microbióloga András Spaan, a la revista científica WebMD.

Según explica la investigadora, la respuesta a esta interrogante sobre la inmunidad natural, está relacionada con que todas las personas tienen mutaciones genéticas en su genoma.

“Se calcula que hay de 10 a 20 mutaciones genéticas a los 22 mil genes del genoma. Estas caen de forma aleatoria a unos u otros genes. Es una cuestión de lotería“, plantea.

Contexto | Pexels
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El virus no tiene la llave

De ese modo, su teoría es que estos genes, o variaciones genéticas, impiden que el virus penetre en las células humanas o se multiplique dentro del cuerpo.

Para entender el fenómeno, es necesario comprender que el COVID-19 utiliza su proteína S (o spike) como una llave para abrir la célula.

“En el caso de estas personas, el virus encuentra la puerta cerrada, o su clave para entrar en la célula no encuentra esa puerta. No llega a activar el sistema inmune“, explica la microbióloga.

Considerando esos antecedentes, el estudio busca secuenciar el genoma de los voluntarios, para analizar si hay cambios en el ADN de algunos genes que participan en la fusión y entrada del COVID-19 en las células humanas.

Resistentes, no asintomáticos

Evangelos Andreakos, inmunólogo de la Fundación de Investigación Biomédica de la Academia de Atenas, publicó un estudio similar en octubre de 2021 para encontrar a estos resistentes al virus, sometiendo a personas que estuvieron expuestas al contagio a test de anticuerpos.

“La categoría que estamos buscando es de personas resistentes que no se infectan con el COVID-19. Es decir, aunque el virus puede estar en contacto con las vías respiratorias de estas personas, no logra entrar a las células, ni logra replicarse dentro de ellas”, explica el investigador a la revista científica Nature.

Si bien hay muchas personas que pueden infectarse y no desarrollar síntomas, eso no quiere decir que sean resistentes a la enfermedad, ya que pueden contagiar a otras personas.

Por lo anterior, es fundamental seguir con las medidas sanitarias, como el uso de mascarillas, el distanciamiento físico y el lavado frecuente de manos.