“Señor que ayer se sacaba fotos con su perro en la catedral… no sé quién eres, pero te amo”, decía una publicación de Twitter, que mostraba a un hombre mayor tomándose una selfie junto a su mascota. La publicación rápidamente se viralizó.

Con el paso de los días, la imagen acumuló más de 60 mil ‘me gusta’, por lo que inevitablemente llegó hasta los dueños de la perrita, una Border Collie de 7 años, que tiene por nombre Cora.

Luisa es la dueña de la perrita que enamoró a las redes sociales. “Es mi marido Alfredo con Cora paseando por Santiago (de Compostela). Cora siempre viene con nosotros a todos los viajes que podemos llevarla. Esta es la foto”, dijo, mostrando otro ángulo del viral registro.

La mujer contó que a través de los amigos de sus hijos, se enteraron de la gran difusión que tuvo la fotografía, algo que en un principio no les pareció muy bien, aunque luego no le dio importancia.

“En este caso es una tontería, pero entiendo que si se hubiera tratado de algo más privado o personal hubiera sido un gran problema viendo la velocidad a la que se comparte la información”, indicó Luisa de acuerdo al Huffington Post, añadiendo que su esposo no posee redes sociales.

De todas formas, al ver el cariño que recibió Cora, decidieron crearle un perfil en Instagram: “Con lo a gustito que estaba yo de perra anónima. Fui a Santiago me hicieron una foto con uno de mis dueños y de repente… Famosa“, dice con humor su descripción.

Su historia

Cora llegó a esta familia, luego que sus dueños sufrieran un fuerte golpe con otra mascota, anterior: Gina.

“Hace años adoptamos una perrita de un refugio y era un amor, súper agradecida y feliz, parecía que entendía lo que habíamos hecho por ella”, contó Luisa.

“Nos hizo muy felices, pero cuando llevaba en casa más de dos años, un 3 de enero la mató un coche en la puerta de casa, aún lloro al recordarlo”, agregó la mujer, quien recibió a Cora, como regalo de su hijo, para sobrellevar la muerte de Gina, algo que no funcionó muy bien al principio.

Era pequeña, pobrecilla, nadie la quería porque aún teníamos el recuerdo de Gina. Poco a poco fuimos aceptando la pérdida y dimos su sitio a la nueva miembro de la familia”, relató, indicando que actualmente es una integrante más del clan.

“Para Alfredo, además, es su compañera de paseos. Ella nos ha admitido en su manada y nos cuida, va pendiente de nosotros, que no le falte ninguno”, cierra la mujer.