La Patagonia es una región geográfica ubicada en el sur de América y que es compartida por Argentina y Chile.

Aquella zona fue el escenario de una terrible historia, protagonizada por una banda de indígenas caníbales que se comió a más de un centenar de personas.

El macabro hecho, conocido popularmente como “La matanza de los turcos”, quedó recopilados en libros como Partidas sin regreso de árabes en la Patagonia, del fallecido escritor y poeta argentino Elías Chucair, publicado en 1991.

Entre los años 1905 y 1908, unos comerciantes árabes cayeron en manos de “Los caníbales de la Patagonia”, quienes se comieron sus corazones y genitales, dejando un saldo de al menos 130 víctimas.

Les llamaban “turcos”, ya que así se les conoce a los árabes que llegan a la zona, independiente del lugar de su procedencia.

Chucair aclaró que “eran libaneses apenas llegados al país, que salían desde Neuquén y General Roca, en grupos de dos y tres, acompañados por algunos peones y baquianos, con caballos o mulas cargados de ropa, telas y otros artículos”.

Captura | Los comerciantes árabes llegaban cargados de mercancía
Captura | Los comerciantes árabes llegaban cargados de mercancía

Denuncia

La investigación policial se inició en 1909 cuando en la comisaría de El Cuy, provincia de Río Negro, se presentó el comerciante Salomón El Dahuk para denunciar la desaparición de su cuñado José Elías y un peón.

Tras la denuncia, se pudo constatar que eran varios los desaparecidos, por lo que Carlos Gallardo, gobernador de Río Negro en aquellos años, le ordenó al jefe de la Policía local, José Torino, trasladarse al lugar, consignó el diario argentino El Popular.

El comisario realizó pesquisas durante cuatro meses y logró aprehender a unos 60 sujetos, entre hombres y mujeres adultos, a los que se sumaron algunos menores de edad, la mayor parte de origen chileno, de quienes solo la mitad quedó procesada y detenida.

Los comerciantes árabes eran atrapados por la banda de salvajes forajidos en el paraje Lagunitas, al sur de Río Negro, en una zona desolada y muy distante de los incipientes pueblos.

“Para comprender aquella matanza hay que tener en cuenta que eran tiempos en que la vigilancia de la policía del territorio no llegaba a esos puntos tan remotos, solo habitados por criadores de ovejas y forajidos de toda clase”, explicó Chucair.

El líder

El líder de la banda era el machi Antonio Cuece, un personaje que se vestía de mujer y era conocido con el apodo de “Macagua”.

Por órdenes de Cuece, invitaban a los árabes a comer y beber, para luego quitarles la vida y robarles sus pertenencias.

Al respecto, el escritor trasandino comentó que “las dificultades con el idioma y una cierta inocencia en el trato con personas, los hicieron caer en la trampa de detenerse en los campamentos de los bandoleros para mostrar su mercadería y compartir comidas”.

Captura | Así eran las chozas de los indígenas que habitaban la Patagonia
Captura | Así eran las chozas de los indígenas que habitaban la Patagonia

“Muchas veces, después de comer y beber, los criminales los mataban a sangre fría, con balazos o cuchilladas, y enseguida descuartizaban los cuerpos para quemarlos a campo abierto” añadió.

A las víctimas les extraían el corazón, penes y testículos, que luego consumían en verdaderos rituales con la creencia que los dotaría de virilidad.

Finalmente, los detenidos fueron sobreseídos y liberados por falta de elementos de prueba, pero el comisario Torino resultó preso por abuso de autoridad, apremios ilegales y lesiones graves en contra de las víctimas.