Con dos días de diferencia fallecieron Manuel Illanes, un carabinero jubilado, y su perro “Canito” en la comuna de Angol.

Lo anterior se convirtió en una tierna historia de amistad que comenzó en 2007, cuando una funcionaria del hospital local le regaló un cachorrito a Drágica Carrasco, esposa de Illanes.

Según relata el periódico local Malleco 7, con el paso del tiempo el perro se convirtió en el mejor amigo de Manuel, a tal punto que no permitía que nadie se le acercara.

“A veces Canito se quedaba mirando al papá durante diez, quince minutos sin despegarle los ojos. Sentía como una especie de fascinación por él”, recordó Jeanette, hija del fallecido.

Desafortunadamente Manuel fue diagnosticado con un insuficiencia renal, lo que fue empeorando su salud. “Y ahí era cuando le decía que al morir tenía que irse con él, aunque fuera a los pies”, comentó la viuda.

Fue así como paralelamente el perro también comenzó a enfermarse y estuvo un año en tratamiento. De igual forma, cuando su amo cayó al hospital, la mascota empeoró su estado.

Manuel falleció de insuficiencia renal crónica terminal y el can se mostró inquieto. “El perrito sabía. Al segundo día fui al velatorio y cuando volví estaba muerto. Cayó al lado de la reja que da a la calle”, comentó la hija.

De ese modo, la familia decidió velarlo junto a su amo. “Durante el responso en la Iglesia San Francisco la gente miraba la cajita que descansaba a los pies de mi papá”, añadió.

Finalmente tras hablar con la administración del cementerio, lograron que Manuel y “Canito” fueran sepultados juntos.