Hoy en día, los adultos mayores representan un 17% de la población nacional, y se proyecta que para 2030, uno de cada cuatro chilenos será mayor de 60 años. Con este escenario, resulta fundamental considerar económicamente las labores invisibilizadas que hoy realizan las personas de la tercera y cuarta edad.

¿Cuál es el valor que se le atribuye a este trabajo? “Por persona, a nivel anual, sería mayor a cuatro millones de pesos“, dijo a 24 Horas Guillermo Montt, especialista en protección social de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Sin embargo, eso no se da en la práctica.

Según el informe titulado ‘Personas mayores y trabajo no remunerado en Chile: Perspectiva y valoración económica’, el trabajo doméstico, de cuidados, comunitario y voluntario que realizan las personas mayores equivale al 4,5% del PIB.

Si estas actividades fueran remuneradas, su relevancia sería superior a otros sectores, como el transporte (3,9% del PIB), o los servicios financieros (3,8%).

El estudio forma parte del Proyecto Nodo: una iniciativa del Sistema de las Naciones Unidas en Chile con apoyo del Servicio Nacional del Adulto Mayor, Senama. En su diseño e implementación participan, además, la Oficina de la Coordinadora Residente, la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Adultos mayores
Agencia UNO

Invisible, pero valioso

“El informe reconoce el trabajo productivo no remunerado que realizan las personas mayores en Chile mediante la estimación de su valor económico y de su aporte a la economía nacional. Con este ejercicio esperamos contribuir a la eliminación de representaciones culturales sobre una vejez pasiva que no genera valor, y que limitan su plena integración en la sociedad”, señaló a El Mercurio Claudia Mojica, representante residente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Chile.

De hecho, la dimensión que más aporta a la valorización del estudio es el trabajo doméstico, que representa el 82,4%. Incluso cuando estas actividades aumentan el bienestar de quienes se ven involucrados e implican un desgaste importante, una parte significativa del trabajo diario no recibe pago alguno.

“Es un trabajo invisible, pero no significa que no genere valor”, añadió Guillermo Montt.

“La valoración económica del trabajo no remunerado es un paso necesario para comprenderlo como una actividad estratégica para el logro de una reactivación inclusiva, resiliente y sostenible. Además, reconocer, apoyar y retribuir el trabajo no remunerado que realizan las personas mayores es una oportunidad de desarrollo única en un contexto de progresivo envejecimiento poblacional”, señala el mencionado estudio.

Brecha de género

Por otro lado, la encuesta de la ONU estableció que el mayor peso de este trabajo no remunerado recae sobre las mujeres. Son ellas quienes dedican más del doble de tiempo que los hombres a estas labores, realizando el 70,7% del trabajo no remunerado anual.

La diferencia se incrementa todavía más en aquellas tareas relacionadas a “limpieza y cuidado de ropa y calzado” (87,9%), o en los quehaceres domésticos para otros hogares (85%).

Sin embargo, en “cuidados a personas de 15 a 65 años” (48%) y en “cuidados a niñas y niños de 5 a 14 años” (54,7 %), el escenario tiende a equipararse.

“La vejez, así como el resto de las etapas del ciclo de vida, se encuentra atravesada por la división de género en el trabajo, una de las principales expresiones de la desigualdad de género. En este sentido, son las mujeres, independientemente de su edad, quienes asumen la mayor carga de trabajo no remunerado y, por consiguiente, realizan el mayor aporte económico en esta dimensión”, explicó Claudia Mojica.

De hecho, solo las mujeres de 60 años o más aportan el equivalente a 3,1% del PIB ampliado.