Una leve tos le dio la primera advertencia. Partió con síntomas leves, pero el virus avanzó, y al sexto día comenzó a sentir que le faltaba el aire. El COVID lo mantuvo 10 días intubado, 24 hospitalizado y más de tres meses en recuperación.

Así fue el proceso de Alfonso Cárcamo, enfermero que trabaja en el servicio de Urgencias de la Clínica Dávila. A sus 56 años logró vencer esta compleja enfermedad y retomar su labor en la primera línea, ayudando a otros pacientes a sobrevivir esta pandemia.

El profesional de la salud dio su testimonio a 24 Horas, donde reveló que inicialmente parecía ser una forma leve de coronavirus, pero siguiendo el protocolo tuvo que tomarse el examen. “Al día siguiente yo me enteré de que estaba positivo. Al sexto día ya como que me empecé a ahogar”, recordó.

Fue entonces que los roles se invirtieron, y pasó de enfermero a enfermo. Su estado de salud se complicó y lo hospitalizaron en la misma área donde días antes estaba ayudando a otros pacientes a enfrentarse al virus. La batalla ahora era suya.

Enfermero Alfonso Cárcamo
Captura | TVN

Días oscuros

A pesar de los resguardos que se toman, sobre todo entre el personal de la clínica, el COVID-19 atacó a Cárcamo de manera sorpresiva. Fue gracias a su voluntad de mejorarse, y al trabajo de sus compañeros, que logró salir adelante y superar el contagio.

Pero reconoce que pasó días muy oscuros. “‘¿Me voy a morir, doctora?’ Era una pregunta reiterada, porque quería saber, a pesar de que yo tenía toda la confianza de que no iba a ocurrir eso. Igual quería sentir el apoyo del cuerpo médico y de todo el mundo para estar más tranquilo”, relató en la entrevista.

En efecto, sus colegas le dieron la mayor esperanza y compañía. Se mantuvieron alerta durante las interminables semanas en que Alfonso estuvo intubado, hasta que logró despertar.

“‘Estaba mal ayer’, le dije yo. ‘No, si no fue ayer. Esto fue hace 10 días. Lleva usted 10 días acá’, me dijeron”, recordó el enfermero.

Tres meses después de haber sido dado de alta, el profesional pudo volver a trabajar. En enero estaba de regreso en el servicio de Urgencias para asistir a otros que, como él, querían dar la pelea y no dejar que el virus les quitara la vida.

“Ha sido un trabajo intenso, muy intenso. No exento de fatiga para quienes obviamente no estaban acostumbrados a esto (…) No me veo haciendo otra cosa. Estoy plenamente a gusto en mi profesión“, concluyó.