En Chile se cumplirá muy pronto un año desde que se reportara el primer caso local de coronavirus. Desde el 3 de marzo de 2020, comenzamos a convivir con cuarentenas, distanciamiento social y las conocidas medidas de autocuidado: el uso de mascarilla y lavado de manos constante. 

En ese contexto, no solo médicos y funcionarios de salud han tenido una mayor carga laboral, pues también los psicólogos han visto copadas sus agendas, incluso con consultas a través de videollamada.

Expertos han definido esta crisis como ‘fatiga pandémica’, que corresponde a una sensación de apatía, desmotivación y agotamiento mental, cuyo origen está en el impacto que ha causado en sus vidas el COVID-19. Tiene relación con la ansiedad que produce el miedo a contagiarse, las noticias enfocadas en las desgracias que causa el virus, el temor a perder la fuente laboral y la soledad por falta de contacto con familiares y amigos.

En conversación con BioBioChile, la doctora Viviana Herskovic, psiquiatra infanto-juvenil de Clínica Las Condes, hizo una diferencia en la percepción que tienen los niños de toda esta situación. “Ellos tienen un pensamiento más concreto, por lo tanto pueden entender las cosas que ven, pero no tanto las cosas abstractas, y la amenaza del coronavirus es algo abstracto. Nos creen a los papás, porque se los explicamos, pero pueden tener dificultades para imaginarse todo esto, por lo tanto tener que tomar un montón de medidas de autocuidado por algo que parece invisible, puede ser difícil para ellos”, explicó.

niños pandemia
Contexto | Agencia UNO

Niños y pandemia

“La situación de pandemia es un factor que ha sido estresante para todos, y los niños y niñas no están libres de ese estrés”, dice Carolina Gajardo, psicóloga clínica de orientación psicodinámica, y gestora de maternidad y paternidad consciente.

Consultada por Página 7, reveló algunos comportamientos que podrían indicar la influencia negativa del escenario actual en los más pequeños. “Se observaron cambios importantes en los ciclos del sueño, y comenzaron a pasar más tiempo en aparatos tecnológicos. Esto muchas veces provocó también un alejamiento de sus familiares con quienes convivían”, explicó, detallando que muchos niños y niñas han expresado sentir miedo y tener pesadillas.

Vanessa Retamales, terapeuta ocupacional con más de 6 años de experiencia en trabajo con población infanto juvenil, agrega que puede haber también signos de irritabilidad, ansiedad y falta de motivación en los menores. “Ellos ven disminuida la realización de actividades físicas, que son fundamentales para el desarrollo psicomotor, además de ser estas un elemento fundamental que ayuda al control emocional, manejo de ansiedad y autorregulación en momentos de estrés”, apuntó.

Según la psicóloga, la crisis de la salud mental infantil en Chile es gravísima y viene desde antes de la pandemia. “Este tiempo lo único que provocó fue que hubiese una explosión y que muchos descubrieran lo que ocurría con sus hijos. Todo cambio emocional o conductual que observen las madres y padres, es necesario hacer la consulta a un profesional, más aún si creen que no logran apoyarlos de la mejor manera”, añadió.

Ambas profesionales coinciden en los comportamientos a los que hay que poner ojo, pues indican un efecto negativo de la pandemia: niños irritables, que se frustran fácilmente cuando no logran hacer lo que desean; aumento de conductas disruptivas (pataletas), actitudes desafiantes, aislamiento o dificultas para conciliar el sueño.

“Muchas veces los niños no tienen las herramientas o el desarrollo emocional suficiente como para poder verbalizar sus dificultades. Solo las podremos observar en sus conductas”, advierte Retamales.

Niños y tablet
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El rol de los padres y la importancia del juego

Carolina Gajardo destacó también que, por estos días especialmente, los adultos deben poner ojo a la relación entre infancia y tecnología: “Es importante que los padres observen y se interesen por aquello que juegan, comparten o con quiénes se relacionan los niños (a través de aparatos electrónicos como celulares o tablets). Y no solo quedarse en eso. Es natural que quieran pasar más tiempo conectados con sus amigos, pero es importante observar la influencia que puede haber desde internet, los cambios emocionales que se provocan y la barrera que comienza a crecer entre padres e hijos“.

La terapeuta ocupacional, en tanto, puso énfasis en la importancia del juego: “Es la principal actividad que los niños y niñas realizan a diario. Es a través del juego donde ellos aprenden, despliegan sus habilidades sociales, y es una herramienta fundamental para su desarrollo integral”, aseguró.

Y agregó que “es fundamental dedicarles tiempo a diario a los hijos para estar con ellos, jugar y escucharlos; entender que para ellos también ha sido difícil, porque ya no comparten con sus pares y pueden sentirse solos y aburrirse con mayor facilidad”.

Respecto a la rutina que solían tener previa llegada del COVID-19, señala que igualmente hay que tratar de mantener un orden de actividades a realizar a diario, con horarios de comida, juegos, estudio y otras opciones para hacer en familia. “Los padres deben involucrarse en acciones compartidas con sus hijos, que sean de su interés. Motivar a sus hijos a realizar actividades físicas dentro de lo que se pueda, dentro del hogar, y no abusar del uso de las pantallas“, declaró.

Niños jugando
Contexto | Agencia UNO

Cómo contener

En esa misma línea del rol de los padres, la psicóloga explicó que, “para contener a los niños y niñas, siempre funciona el ejemplo de la mascarilla de emergencia de los aviones: ‘primero me pongo la mía y luego asisto a mis hijos’. Con esto quiero decir que primero controlo mi emocionalidad como adulto, y luego atiendo las necesidades de mis hijos, con el fin de dar la mejor respuesta de mí“.

Por último, tal como les aclara a los padres y madres que acuden a su consulta, Carolina hace un llamado a aprender a acompañar lo que les pasa a los niños, pero sin anticipar juicios.

“La comprensión de que estamos viviendo una pandemia única y que no podemos seguir funcionando de la misma manera, como si no existiese, nos debe volver más flexibles con las exigencias hacia nuestros niños, y aprovechar la instancia de conocerlos”, concluyó.