Dentro del amplio espectro de fobias, existen unas bastante curiosas. Si bien es común que algunas personas le tengan miedo a las arañas o la oscuridad, hay quienes sienten lo mismo con determinados colores.

Es el caso de la xantofobia, la cual básicamente se trata de un miedo irracional al color amarillo.

“Las fobias son miedos que no se pueden controlar respecto a algún estimulo, que en este caso es el color amarillo. No se trata de un miedo común. Generalmente se caracterizan por las conductas de escape“, explica el psicólogo clínico Francisco Puentes a Página 7.

En este contexto, el especialista detalla que la fobia no solo se trata del color, sino que también incluye objetos que sean amarillos.

Dentro de sus síntomas, se encuentra la preocupación excesiva o sensación de inquietud. “El paciente también puede presentar escalofríos, náuseas, sequedad en la boca, dificultad para respirar, mareos o palpitaciones“, describe.

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¿Por qué ocurre?

Por otra parte, Puentes señala que generalmente la causa de todas las fobias, está relacionada con un trauma provocado durante la infancia o adolescencia de la persona.

“Ese trauma se desarrolló a lo largo de su vida y en ningún caso la persona es consciente de eso“, indica el especialista, precisando que es nuestro inconsciente el que genera este tipo de reacciones.

¿Cuándo deberías ir a terapia?

El psicólogo detalla que cuando el paciente no puede llevar una vida normal por culpa de la fobia, es recomendable buscar ayuda psicológica para superar ese miedo irracional.

“Por ejemplo, no puedes llevar una vida normal si ves en la calle un furgón escolar amarillo, porque eso te puede provocar mucha ansiedad y una crisis nerviosa“, advierte.

Asimismo, “cuando el miedo es incontrolable, y debes hacer ‘algo’ al respecto, que generalmente es huir del estímulo, eso ya indica que la persona se ve afectada y necesita un tratamiento“, precisa el psicólogo.

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El tratamiento

En cuanto al tratamiento de la xantafobia, indica que es el mismo que se utiliza para el resto de las fobias. Sin embargo, una de las técnicas más utilizadas, es la denominada “exposición progresiva”.

“Es decir, presentarle un objeto amarillo de a poco, para que la persona entienda que eso no le va a causar ningún daño“, detalla.

De ese modo, progresivamente se van agregando más estímulos, para que el paciente comprenda que no necesita escapar de la situación.

Cabe señalar que la exposición progresiva debe ir complementada con técnicas de relajación, para que el paciente las aplique al enfrentarse a la fobia durante la terapia.