De acuerdo a Antonio Labanda, psicólogo infantil, todos los comportamientos inapropiados de los niños tienen una intención, un mensaje y una explicación psicológica.

Según explicó el profesional al portal español La Vanguardia, poner límites a sus malas conductas resulta clave no solo para su educación, sino que también para su futuro.

En este punto Abel Domínguez, también psicólogo infantil, coincide con Labanda. “Dentro del reto de educar hay conductas que no debemos tolerar por las consecuencias negativas que puedan tener para ellos en el futuro”, expuso en el mismo medio.

Labanda afirmó que los padres deben explicarle a sus hijos pequeños “por qué no nos parece bien esa acción y reflexionar con él por qué está mal”.

4 malas conductas de los niños que padres nunca deben tolerar, según psicólogos
Pexels (CC)

Malas conductas que no se pueden tolerar

De acuerdo a Antonio Labanda y Abel Domínguez hay cuatro malas conductas que nunca se le deben tolerar a un niño: actitudes violentas, bullying, descontrol al jugar e interrumpir a figuras de autoridad.

1. Conductas violentas

“Es importante diferenciar lo habitual de lo normal. Por ejemplo, que los niños a ciertas edades se peguen puede ser habitual, pero no es lo normal. Habrá que corregir esa conducta y mejorar en resolución de conflictos”, comentó Labanda.

¿Qué se puede hacer para evitarlo? Domínguez recomendó reforzar su autoestima. “La manera en que te valoras es fundamental para respetar a los demás. Las frustraciones pueden hacer que tu autoestima se vea mermada y el comportamiento hacia los demás sea inadecuado”, explicó.

2. Bullying: humillar o reírse de los demás

Como sabemos, la violencia no siempre tiene relación al daño físico, sino que también al psicológico y emocional. Y, lamentablemente, el bullying entre menores de edad es algo bastante común.

Por este motivo, Domínguez hace un llamado a corregir de inmediato este comportamiento. “Reírse de los demás por ser diferentes, por tener algún tipo de dificultad o porque sufran caídas o golpes, es algo dañino que van a entender perfectamente cuando sufran algún tipo de burla. Esto conlleva un sufrimiento para la persona que recibe ese daño”, detalló.

Sobre este punto, Ruth Alfonso, educadora infantil especializada en Disciplina Positiva, explicó a El País que “los niños siguen nuestros pasos” y, por lo mismo, es muy importante entregar buenos ejemplos e inculcar valores como el respeto a sí mismo y a los demás, la amabilidad y la honestidad.

“Como adultos estamos siempre pendientes de lo que decimos o cómo lo decimos. Pero en ocasiones nos olvidamos de lo que hacemos y, sobre todo, olvidamos que la palabra convence, pero el ejemplo arrastra”, añadió.

3. Descontrol al jugar

De acuerdo a Domínguez, los padres deben enseñarle a sus hijos a controlar sus impulsos, pues jugar de forma desenfrenada puede acabar en peleas y también daños físicos.

“Los padres deben, por un lado, frenar conductas demasiado apasionadas, y, por otro, mostrar alternativas”, reveló el psicólogo, según consignó BioBioChile.

Y una buena alternativa que detalló Labanda es práctica de un deporte. “Se ha demostrado que el deporte contribuye a mejorar los valores de tolerancia, respeto y empatía, ya que su desarrollo se basa en el esfuerzo, el compromiso de pertenencia al grupo, la perseverancia, la disciplina y el respeto hacia el otro equipo. Es el saber ganar y el saber perder”, ahondó.

4. Interrumpir a figuras de autoridad

Tironeos y la repetición de “mamá” o “papá” al menos 5 veces seguidas es una escena bastante común. Tiene que ver con la impulsividad de los niños y poco control de sus emociones.

Para Labanda, esto de bordar esta conducta desde la tolerancia, el respeto y la empatía. Domínguez, entanto, aconsejó corregir estas interrupciones invitándolos a esperar.

“Poco a poco van a tolerar mayor capacidad de demora en el refuerzo, que en este caso es la atención de un adulto”, señaló Domínguez.

Por último, Alfonso recomendó no reaccionar con enojo y aplicar el autocontrol, pues mediante las “neuronas espejo nos contagiamos del estado emocional del otro”. “Cuando estamos alterados es muy difícil que un niño permanezca tranquilo. Nuestra calma es fundamental para acabar con el tsunami emocional en el que se han sumergido, de ahí surge la necesidad de trabajar con nosotros mismos para poder transmitir a nuestros hijos la habilidad de la autorregulación. Una habilidad indispensable en la vida“, concluyó.