De seguro alguna vez has sentido ansiedad. Esta emoción que puede producirse como una respuesta frente a distintas situaciones, sobre todo a los procesos de adaptación. Sin embargo, este estado puede ser “normal” siempre y cuando no altere nuestra vida diaria.

“En situaciones más exigentes puede aparecer la tensión ante algo presente o futuro, ahí se vuelve en contra pudiendo afectar nuestras tareas, trabajo, buen rendimiento y nuestro bienestar”, dice el psicólogo clínico de Vidaintegra, Fernando Marchant, a Página 7.

En este contexto, ¿qué hacer cuándo un cuadro ansioso afecta a nuestros seres queridos? Para ello, conversamos con tres psicólogos quienes entregaron algunos consejos.

Un cuadro ansioso

¿Qué es la ansiedad? La psicóloga de Clínica Alemana, Solange Anuch, la define como un “estado mental de aprehensión en el que un individuo anticipa un peligro, está alerta a algo negativo, amenazante“.

Esta “preocupación constante” se acompaña de sentimientos de aflicción y síntomas fisiológicos, tales como “el apetito, el sueño y el ánimo”, indica Marchant.

Por su parte, el psicólogo del Centro de Salud de Clínica Santa María, Juan Pablo Westphal, señaló que según “la intensidad o duración puede evolucionar en distintos cuadros que requieren atención, como trastorno de ansiedad generalizado, o las tan poco gratas crisis de pánico“.

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Un cuadro ansioso es una “preocupación constante” dicen los especialistas | Pexels (cc)

Además, es necesario diferenciar la ansiedad de la depresión. “En general, en la ansiedad la preocupación está orientada al futuro, en la depresión la preocupación y la tristeza están en el pasado, la visión del futuro en la depresión está bloqueada“, dice Anuch.

Algo en lo que coincide Marchant, pues “la ansiedad contacta con ideas obsesivas, fobias y temores, por aspectos del presente o del futuro (…) la depresión suele remitir, en lo general, a los aspectos del pasado, que han sido carencias, abusos, traumas, fracasos o pérdidas, que han afectado poderosamente las ideas y sentimientos”.

Una persona ansiosa puede seguir teniendo interés por sus actividades, incluso disfrutarlas, a diferencia de la depresión en donde la pérdida del disfrute es muy recurrente“, añadió Westphal.

¿Cómo un familiar (o amigo) puede ayudar a una persona con un cuadro ansioso?

Lo primero que hay que entender es que una persona con un cuadro ansioso -sea generalizado o por una crisis de pánico- “está fuera de control”, explica Anuch. Por lo tanto, es mejor generar “afirmaciones y no tantas preguntas”.

¿Cómo una afirmación? La especialista se refiere a una demostración de que “no le va a ocurrir nada y que pronto va a pasar lo que siente. Hay que estimularlo, respirar más lentamente y profundo” y agrega: “Si es posible, darle algún dulce o agua azucarada”.

En tanto, las preguntas más que ayudar pueden “cansar o saturar y generar más tensión”, añade Marchant. “Mucha preocupación puede generar ganancia secundaria por parte de la persona afectada, ganando atención que puede perjudicar la normal evolución del cuadro“.

En esta línea, sugiere “no abandonar el diálogo, aportar a la situación con una actitud de calma y tranquilidad (…) siempre dar confianza y afecto. Dar una respuesta de escucha activa y aceptación, nunca una reacción impulsiva o de juicio crítico”.

Amistad
Tratar de cambiarles el foco es una buena acción para personas con un cuadro ansioso | Pexels (cc)

Además, para impedir que estos síntomas se eleven es mejor evitar conversar sobre temas “catastrofistas” o “exponerlos a noticias sobre crisis actuales”, señala Westphal. Esto porque “en las personas ansiosas, lo trivial se intensifica y un simple comentario puede alterar la tranquilidad y elevar la angustia“.

Y agrega: “Una buena alternativa con estos pacientes, es proponerles temas que les apasionan, o motivarlos a realizar actividades de su interés”.

Los especialistas indican que la persona que sufre de un cuadro ansioso debería asistir a una atención médica a la brevedad para poder seguir un tratamiento adecuado. Además, recomiendan un estilo de vida saludable -tanto de alimentación como de actividades físicas-, así como realizar meditaciones o ejercicios de respiración y actividades recreativas que rompan con la rutina.

Y lo importante: “Cuando una persona ansiosa manifiesta sus preocupaciones, evita caer en el juego de contradecirlos o negarles su tensión; trata de cambiarles de foco, centrado en temas que puedan manejar y controlar”, concluye Westphal.