“Queremos bailar”, reivindicó este martes el gremio de discotecas de Barcelona en respuesta a una controvertida normativa de las autoridades regionales que prohíbe el baile en discotecas y lo permite en restoranes u hoteles solo con personas conocidas.

El gobierno regional catalán había autorizado a finales de la semana pasada el baile en discotecas, una vez culminado el estado de alarma decretado en España por la pandemia, pero el lunes echó marcha atrás en una resolución para reducir el riesgo de contagio en locales de ocio nocturno.

En ella, las autoridades sanitarias decretan que las discotecas deberán mantener cerradas sus pistas de baile o colocar en ella mesas para consumir bebidas sentados.

Y para las pistas de baile ubicadas en otro tipo de establecimientos, como restoranes u hoteles, se podrán utilizar pero únicamente entre “grupos de personas que mantienen una relación y un contacto cercano muy habitual”.

La resolución provocó la mofa en redes sociales e indignación del sector que se había preparado para abrir después de varios meses sin actividad.

“Nos impiden bailar que es lo que más nos gusta a todos”, criticó en una comparecencia en el Parlamento regional el secretario general del gremio de discotecas de Barcelona, Ramón Mas.

“Un local de ocio nocturno sin baile es como una ópera sin música o un restaurante sin comida (…) No abriremos si no podemos dejar a la gente bailar”, advirtió.

El secretario general de la patronal española Spain Night Life afirmó a la AFP que esta normativa fomentará el ocio nocturno ilegal y pone al sector “en una tesitura muy complicada”.

“Conocer el grado de relación entre una persona y otra afecta a su intimidad. Un empresario no puede hacer esta tarea, eso es cosa de la policía”, señaló Joaquim Boadas, que propone permitir el baile con mascarilla.

La normativa no solo afecta a las discotecas de Barcelona, cuya vida nocturna atrae a muchos jóvenes europeos, sino también a destinos turísticos como Lloret de Mar o Salou.

Después de un severo confinamiento, España culminó el fin de semana el estado de alarma decretado a mediados de marzo para frenar una pandemia que dejó más de 28.300 fallecidos.

Aunque el país reabrió fronteras y levantó restricciones de movilidad, todavía es obligatorio mantener 1,5 metros de distancia entre personas y, si no fuera posible, llevar mascarilla.