La Universidad de Chile a través de su Centro de Microdatos, el Núcleo Milenio en Desarrollo Social (DESOC) y el COES, llevó a cabo un estudio llamado Termómetro Social (TS), en contexto de pandemia, elaborado entre el 30 de mayo y el 10 de junio de este año, un poco antes de que se cumplieran 100 días de las primeras medidas dispuestas para enfrentar la crisis sanitaria.

De acuerdo al análisis, en el 95,9 por ciento de los hogares no había personas diagnosticadas con COVID-19, y sí los había en el 3,8. Aun así, el 25,7 por ciento de los entrevistados manifestó que durante las dos semanas previas, algún habitante del hogar sintió dos, tres, cuatro o cinco síntomas asociados al virus.

No obstante, uno de los aspectos que más llamó la atención es lo que respecta a la preocupación por la salud mental. En este punto, el estudio determinó que “al hablar sobre percepciones de salud en un año normal, el 86,4 por ciento de los entrevistados describe que este ámbito era excelente o buena, versus el 13,6 por ciento que la calificaba como mala. No obstante, al enfocarse en el momento actual, casi la mitad (49,8 por ciento) afirma que su estado de ánimo es peor o mucho peor que antes“.

En cuanto a las molestias experimentadas en estas últimas semanas, el TS consignó que “el 21,8 por ciento de las personas sostiene que tiene problemas asociados al sueño casi todos los días“, y un 36,5 por ciento aseguró que le ocurre más de la mitad de los días.

El nerviosismo y ansiedad son las molestias con mayor prevalencia: el 42,6 por ciento la siente algunos días, el 9,1 por ciento más de la mitad de los días y el 12,8 por ciento casi todos los días. Estar preocupado, bajoneado, irritable son sensaciones presentes en mayor medida en casi dos tercios de la población. Nuevamente, las mujeres son las más afectadas, afirma el estudio.

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Marcos Maldonado | Agencia UNO

Las emociones predominantes respecto al tiempo de las cuarentenas, el análisis arroja que está la rabia (30,4 por ciento) miedo (27,4 por ciento), tristeza (23,8 por ciento), sorpresa (10,9 por ciento); muy abajo figura alegría (1,95 por ciento). En este ámbito se observan dos relaciones: a mayor ingreso, más rabia y a menor ingreso, más miedo y tristeza.

Al hablar de percepciones, el 73,7 por ciento de los encuestados considera que el coronavirus es extremadamente o muy peligroso y el 20,9 por ciento lo evalúa como bastante peligroso; no obstante, un 4,3 por ciento señale que es nada o poco peligroso.

Evaluación de reacción de autoridades frente al coronavirus

En el TC, tres cuartos de los encuestados opinan que la reacción de las autoridades frente a la pandemia ha sido insuficiente, en contraposición, el 19,6 por ciento las cataloga como adecuadas y un 3,2 por ciento cree que son exageradas.

Ante la posibilidad de enfrentar cuarentena obligatoria, “casi la mitad de las personas (49,2 por ciento) teme enfrentar falta de ingresos (sobre todo en hogares con ingresos bajo $940.000), mientras el 31,8 por ciento cree que afrontaría dificultades para comprar alimentos e insumos básicos”.

Asimismo, la falta de espacio preocupa al 12,5 por ciento y los conflictos en el hogar al 9,7 por ciento. Entre los ingresos más altos, el 42,5% señala que no tendría ninguna dificultad.

Respecto a la posibilidad de un regreso a clases o la reapertura de centros comerciales, aun en contexto de pandemia, ambas ideas son rechazadas por el 94,6 y 90,7 por ciento, respectivamente. En el otro extremo, las con mejor acogida son la suspensión de pagos de arriendo, créditos y cuentas básicas (80,8 por ciento) y supervisión de cuarentenas por FFAA y Carabineros (76,4 por ciento).

Cuando se consulta por los principales obstáculos para contener la crisis de salud, el 57,3 por ciento apunta a que las personas no siguen las indicaciones, seguido por 45,4 por ciento que acusa al Gobierno de actuar con lentitud, el 43,9 por ciento menciona la imposibilidad de dejar de trabajar.

En este último punto, el 31,7 por ciento de las personas señala que algún miembro de la familia ha perdido su trabajo después del 16 de marzo. De ellos, casi el 80 por ciento es atribuible directamente a la pandemia, y el 13,6 por ciento como consecuencia indirecta.